Guión: Michael Alan Nelson
Dibujo: Diogenes Neves y Chad Hardin
Reseña de Antonio Monfort
NOTA ANTES DE LEER: Normalmente no avisamos de los spoilers en las reseñas de cómics (considero que es lógico que, si estáis leyéndolas, sabéis que estamos contando algo que aún tardará meses en leerse en España), pero en este número hay un par de giros argumentales y revelaciones tan importantes que sí creemos necesario avisar de que su lectura puede ser un gran SPOILER. Continuar bajo vuestra responsabilidad.
NOTA ANTES DE LEER: Normalmente no avisamos de los spoilers en las reseñas de cómics (considero que es lógico que, si estáis leyéndolas, sabéis que estamos contando algo que aún tardará meses en leerse en España), pero en este número hay un par de giros argumentales y revelaciones tan importantes que sí creemos necesario avisar de que su lectura puede ser un gran SPOILER. Continuar bajo vuestra responsabilidad.
RESUMEN
En I`noxia, Supergirl sigue intentando huir de los constructos basados en sus recuerdos y que pugnan por capturarla y obligarla a sacrificarse para recomponer al Superman Cyborg. Luchar contra estas representaciones es también enfrentarse a todos sus miedos y todos sus errores, lo que lleva a la Chica de Acero al límite de su resistencia física y mental, circunstancia que el Cyborg aprovecha para capturar a Kara en un último ataque.
Una vez en su poder, el villano consigue aislar el envenenamiento por Kryptonita que estaba matando a la chica, pero inicia inmediatamente el proceso para ser reconstruido a partir de la materia de la propia Kara que no puede más que ver impotente como su cuerpo es deshecho para formar parte de la extraña criatura.
Mientras el proceso de reconstitución tiene lugar, el creador del Cyborg aparece en I`noxia y resulta ser nada menos que el mismísimo Brainiac. Pero las sorpresas no acaban ahí ya que cuando la reconstrucción ha sido completada el que aparece en la mesa de operaciones es nada menos que Zor-El, el padre Kryptoniano de la desaparecida Supergirl.
CRÍTICA
La Supergirl de los “New 52” ha sido desde el principio una extranjera en tierra extraña. Su apego hacia Krypton y la poca simpatía que su planeta adoptivo, incluso su primo Kal, han despertado en ella, han hecho de esta Kara un personaje lejano y con el que resulta difícil identificarse. Su relación con H'El y estos últimos números de exilio espacial no han hecho sino aumentar esa sensación de desapego hacia el personaje hasta el punto de que incluso cuando la vemos “morir” como ocurre en este número, como mucho podamos sentir lástima y quizá sorpresa, pero difícilmente pena.
Pese a que buena parte del cómic son batallas de Supergirl con los constructos mentales que no llevan a ninguna parte y no interesan en absoluto, hay que reconocer el mérito del guionista en introducir no uno sino dos giros sorprendentes en la trama del número. La “muerte” de la protagonista y la reaparición nada menos que de Zor-El y Brainiac. Sorpresas un tanto mal cocinadas pero sorpresas al fin y al cabo. Otro tema será ver si tiene algún sentido que el Superman Cyborg sea un kryptoniano modificado por Brainiac y para más inri el padre de Supergirl, pero para convencernos de eso ya estará el tan consabido “mes de los villanos” que nos espera el mes que viene.
Pese a que buena parte del cómic son batallas de Supergirl con los constructos mentales que no llevan a ninguna parte y no interesan en absoluto, hay que reconocer el mérito del guionista en introducir no uno sino dos giros sorprendentes en la trama del número. La “muerte” de la protagonista y la reaparición nada menos que de Zor-El y Brainiac. Sorpresas un tanto mal cocinadas pero sorpresas al fin y al cabo. Otro tema será ver si tiene algún sentido que el Superman Cyborg sea un kryptoniano modificado por Brainiac y para más inri el padre de Supergirl, pero para convencernos de eso ya estará el tan consabido “mes de los villanos” que nos espera el mes que viene.
El apartado gráfico flojea algo más de lo acostumbrado, con algunos rostros verdaderamente esperpénticos, fondos escasos en detalles y un acabado descuidado que deja al cómic con un aspecto no del todo malo pero sí algo chapucero. Dado que el trabajo de Diogenes Neves en números anteriores era algo más correcto cabe preguntarse si es la aportación de Chad Hardin la que tira del listón hacia abajo.
En conjunto, “Supergirl” sigue siendo una serie que no acaba de despegar, en descenso en el apartado artístico y donde la protagonista se hace cada vez más extraña a ojos del lector y por ende menos interesante. Sin embargo, sus argumentos se las arreglan para conseguir pequeños focos de interés que hacen que no nos rindamos del todo y volvamos a darle una oportunidad el mes que viene.
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mientras superman lucha contra villanos desconocidos supergirl tiene a uno de los mejores villanos de dc y luego dicen k el comic de superman es malo con este tipo de trato parece normal k suceda
ResponderEliminarMiguel Hernández:
ResponderEliminarPues parece que han fichado a Paulo Siqueira así que la cosa puede mejorar bastante en el apartado artístico.
Veremos cuántos números puede dibujar consecutivamente pero seguro que mejora a Asrar en cuanto a los rostros de los personajes.
a mi me encanto el numero y a diferencia de lo que dices en la reseña, esa sensación de lejanía y extrañeza que se siente hacia supergirl, es lo que me atrae de serie, la soledad del personaje, ambigüedad moral e incapacidad de realizar lazos con su mundo adoptivo, son los elementos que a mi juicio, me hacen querer leer esta serie cada mes (sin mencionar que me impresiono gratamente el tratamiento a cyborg superman).
ResponderEliminarSaludos xD.