DEL UNIVERSO DE BOLSILLO AL EXILIO (PARTE 3/5)
Por Antonio Monfort Gasulla
NOTA: No te olvides de recordar la primera parte (La saga de Supergirl), y la segunda (Consencuencias).
LA SAGA DEL EXILIO
El Superman V2 nº 28, bien podría ser el primero de una nueva serie. De hecho es muy probable que, si esta saga hubiera aparecido en nuestros días y no en 1989, lo hubiera sido. Las primeras páginas nos hacen un resumen de lo ocurrido en la serie hasta ese momento y nos encontramos a un Superman abandonado en el espacio, dispuesto a adentrarse más y más en los abismos del cosmos y dejar la Tierra quizá para siempre. Es de reseñar el tono verosímil que intentan dar a los cómics de la época. Superman va a necesitar un respirador para su prolongada estancia en el espacio, y su velocidad no será suficiente para desplazarse, sino que va a utilizar un aparato teletransportador que había pertenecido a los Omega Men. Además, sus primeros pasos en el vacío no son muy propios de la ciencia ficción. El transportador parece guiarse por fuentes de gravedad y nuestro héroe acaba en lugares tan poco acogedores como un planeta inhabitable o lo que es peor, las proximidades de una estrella de la que tiene verdaderos problemas para escapar.
La desaparición de Clark Kent en Metrópolis también está bien resuelta. Las investigaciones que como periodista ha llevado a cabo en torno a la organización criminal Intergang, dan una excusa para que Clark “se oculte” y mande sus trabajos a Perry por correo (en el Adventures 450 veíamos cómo encargaba a Ma Kent la tarea de los envíos) desencadenando además una serie de argumentos que permitirán mantener ocupados a los personajes secundarios de la serie mientras su protagonista sigue ausente.
Si en los números inmediatamente posteriores a la marcha de Byrne fue Jerry Ordway quien sacó mayor partido de los argumentos en curso, es a partir de aquí cuando vemos a un Roger Stern verdaderamente cómodo con la serie. Este es un nuevo punto de arranque para Superman y este guionista va a dar lo mejor de si mismo en los próximos números. Le acompaña un Kerry Gammill especialmente inspirado, con un dibujo de corte clásico, muy correcto, quizá demasiado rígido en ocasiones pero con una espectacularidad y un sentido de la narración fuera de toda duda. Desgraciadamente su ritmo de trabajo demasiado lento pronto le relegará a colaboraciones puntuales, pero en los próximos números lo daría todo.
El problema de cara a las ventas y al público es que ninguno de estos artistas es una superestrella. Byrne fue polémico desde el minuto uno y su nombre unido al de Superman vendían fuese cual fuese la circunstancia. Eso no ocurre con ninguno de sus sucesores. Stern, Gammill, y Ordway están haciendo un trabajo extraordinario en las series de Superman, pero sin una estrella que sirva de buque insignia, llamar la atención del público va a resultar muy complicado.
El dibujo de Jerry Ordway también mejora número a número y el Adventures 451 es una perfecta muestra de ello. No solo eso. Pese al nuevo entorno “espacial” que rodea al protagonista, Adventures demuestra que sigue siendo una serie focalizada en el lado más humano de las aventuras de Superman. Aquí los secundarios asumen casi todo el protagonismo y vemos cómo evolucionan las historias de Luthor, de José Delgado, del profesor Hamilton… el asesinato de un detective en el apartamento de Clark Kent hace correr rumores de que el periodista ha muerto a manos de Intergang. Sin embargo, en una conversación accidental, Jonathan Kent confiesa que Clark está con ellos en Kansas, lo que sin duda les va a dar más de un quebradero de cabeza en el futuro.
LA LLEGADA DE DAN JURGENS
Marzo de 1989 va a ser un mes de descanso para los equipos creativos de Superman. Desde la marcha de Byrne, el ritmo de trabajo para Stern, Gammill y especialmente Ordway ha sido frenético. Un mes de margen les permitirá ganar tiempo, planificar mejor los acontecimientos y no rebajar la calidad de la serie, especialmente en el caso del meticuloso y no muy veloz Kerry Gammill.
Pero Mike Carlin no va a rellenar este mes de cualquier manera. El experimentado editor tiene el ojo puesto en Dan Jurgens, un chaval de Minnesota que había fichado Mike Grell para su Warlord y que había creado al singular personaje de Booster Gold un tiempo atrás. Jurgens no era un descocido para las series de Superman. El cruce que el Hombre de Acero tuvo en la etapa Byrne con Booster Gold y especialmente el Adventures of Superman Annual nº 1, donde se encargó de los lápices, habían llevado al autor a sus primeros contactos con el personaje. Jurgens es un dibujante veloz y su estilo en esta etapa no se alejaba demasiado del de Kerry Gammill. Eso y su buena sintonía con Carlin le hacían perfecto para trabajar en Superman.
Su primer número es el Superman vol. 2 nº 29. Pese a que se trata de un fill-in, la historia encaja perfectamente con lo que habíamos visto en la saga del Exilio hasta el momento y nos encontramos con un Superman que empieza a acusar el desgaste de su periplo por el espacio y al que la soledad empieza a hacer mella. Jurgens va a permitirse continuar aquí un hilo argumental que Jim Starlin dejó abierto en el Adventures of Superman Annual nº 1, donde un alienígena se apoderaba de los cerebros (literalmente) de un pequeño pueblecito americano en una historia que constituía todo un homenaje a las películas de terror con elementos de ciencia ficción que se hicieron populares en los años 50. Ahora Superman se reencontraba con el alienígena en el espacio, al mismo tiempo que el guionista se permitía desarrollar una pequeña trama en la Tierra que involucraba a Lois Lane investigando lo ocurrido en el pueblecito de Trudeau. La historia (que continúa y finaliza en el Adventures of Superman nº 452) encaja perfectamente con el tono de ciencia ficción espacial predominante en la saga pero no descuidaba la parte emocional del argumento, con un villano ambiguo moralmente y un Superman que, estaba claro, aún no había superado lo ocurrido en el universo de bolsillo.
Pese a la autoría completa de Jurgens en estos dos números, las magníficas portadas pertenecían a los dibujantes regulares de las series. Así, Kerry Gammill homenajeaba al Action Comics nº 300 en la portada del Superman nº 29 y Jerry Ordway (que también contribuyó al argumento) se encargaba de la del Adventures of Superman nº 452. A pesar de que aún no se le podía considerar como miembro del staff regular de Superman, Jurgens ya no abandonaría las series del Hombre de Acero. En las siguientes entregas se encargaría junto con Dennis Janke de ilustrar un complemento a los números mensuales guionizado por Stern, que narraría la OPA hostil llevada a cabo por Lex Luthor para comprar los laboratorios STAR.
EL ENEMIGO INTERIOR
Roger Stern y Kerry Gammill vuelven a formar equipo para el Superman vol. 2 nº 30, una atípica pero muy interesante entrega donde vemos a Superman plantearse incluso si merece morir por su crimen, para luego intentar vivir en una soledad completa. El Hombre de Acero encuentra un planeta deshabitado pero acogedor en el que intenta establecerse. Le vemos cultivar la tierra, recuperando sus raíces de granjero y durante parte de la historia parece que la soledad absoluta y el retiro van a ser su destino definitivo, pero el brutal clima cíclico del planeta arruina sus planes de permanecer allí. Clark descubre que es demasiado humano para soportar la soledad y aunque aún piensa que debe pagar por el crimen que cometió, parece claro que debe encontrar otra manera de sobrellevar su culpa. Sin embargo, puede que ni siquiera tenga esa oportunidad ya que aunque él no lo sabe, el respirador que utiliza para sus viajes en el espacio está empezando a fallar.
La consecuencia de ello la veremos en el Adventures of Superman nº 453 donde Jerry Ordway volvía a escribir y dibujar un episodio que marcaría un punto de inflexión en la saga del Exilio y quizá en toda la historia del personaje. La falta de aire provocada por el fallo en el respirador, hace que nuestro héroe empiece a tener alucinaciones donde de nuevo es acosado por la presencia de los tres Kryptonianos. Sin embargo las expresiones de la culpa que encarnan los criminales o el miedo representado por sus grandes villanos, acaba dando paso a algo mucho más profundo que refleja la verdadera naturaleza de los temores y las dudas del Hombre de Acero: las distintas expresiones de sí mismo, que ve reflejadas con el aspecto de Clark, de Gangbuster o de su yo más superheroico. Son varias facetas de su personalidad, tanto las que acepta como las que no, aquellas que representan sus grandes miedos, sus grandes dudas: su relación con Lois, el uso de sus poderes, todo lo que le hace diferente y todo lo que tiene miedo a perder… Superman se da cuenta de que todo este tiempo ha estado huyendo en vez de enfrentarse a sus miedos y que el nivel de exigencia que se ha marcado a sí mismo le ha hecho olvidar precisamente aquello que más le hace humano: la capacidad de cometer errores y por consiguiente, la necesidad de aceptar dichos errores y aceptarse a sí mismo. Al final del capítulo, un exhausto Superman acaba por aceptar esa realidad. Es un ser complejo, con partes oscuras y que puede cometer errores, pero precisamente por ello es humano. Es un hombre, en su caso, un superhombre.
A partir de aquí el asunto de los tres Kryptonianos queda zanjado. Superman por fin ha aceptado su error y ha dado un paso hacia su propia madurez. El nivel de complejidad que ha alcanzado la serie es encomiable, como también lo es el conocimiento que Stern y especialmente Ordway demuestran tener del personaje. No han olvidado a los clásicos, a los que homenajean a la mínima que pueden, pero han sabido construir un Superman contemporáneo tridimensional, complejo y tremendamente interesante con la base que les dejó John Byrne. Aun a falta del impacto mediático que supone contar con una estrella del medio, el estado de las series del personaje no puede ser mejor. Este equipo va a dar años de grandes cómics de Superman, pero la saga del Exilio entrará a partir de aquí en su último y quizá más espectacular tramo.
Puedes comentar esta noticia en nuestra página de Facebook.
La desaparición de Clark Kent en Metrópolis también está bien resuelta. Las investigaciones que como periodista ha llevado a cabo en torno a la organización criminal Intergang, dan una excusa para que Clark “se oculte” y mande sus trabajos a Perry por correo (en el Adventures 450 veíamos cómo encargaba a Ma Kent la tarea de los envíos) desencadenando además una serie de argumentos que permitirán mantener ocupados a los personajes secundarios de la serie mientras su protagonista sigue ausente.
Si en los números inmediatamente posteriores a la marcha de Byrne fue Jerry Ordway quien sacó mayor partido de los argumentos en curso, es a partir de aquí cuando vemos a un Roger Stern verdaderamente cómodo con la serie. Este es un nuevo punto de arranque para Superman y este guionista va a dar lo mejor de si mismo en los próximos números. Le acompaña un Kerry Gammill especialmente inspirado, con un dibujo de corte clásico, muy correcto, quizá demasiado rígido en ocasiones pero con una espectacularidad y un sentido de la narración fuera de toda duda. Desgraciadamente su ritmo de trabajo demasiado lento pronto le relegará a colaboraciones puntuales, pero en los próximos números lo daría todo.
El problema de cara a las ventas y al público es que ninguno de estos artistas es una superestrella. Byrne fue polémico desde el minuto uno y su nombre unido al de Superman vendían fuese cual fuese la circunstancia. Eso no ocurre con ninguno de sus sucesores. Stern, Gammill, y Ordway están haciendo un trabajo extraordinario en las series de Superman, pero sin una estrella que sirva de buque insignia, llamar la atención del público va a resultar muy complicado.
El dibujo de Jerry Ordway también mejora número a número y el Adventures 451 es una perfecta muestra de ello. No solo eso. Pese al nuevo entorno “espacial” que rodea al protagonista, Adventures demuestra que sigue siendo una serie focalizada en el lado más humano de las aventuras de Superman. Aquí los secundarios asumen casi todo el protagonismo y vemos cómo evolucionan las historias de Luthor, de José Delgado, del profesor Hamilton… el asesinato de un detective en el apartamento de Clark Kent hace correr rumores de que el periodista ha muerto a manos de Intergang. Sin embargo, en una conversación accidental, Jonathan Kent confiesa que Clark está con ellos en Kansas, lo que sin duda les va a dar más de un quebradero de cabeza en el futuro.
LA LLEGADA DE DAN JURGENS
Marzo de 1989 va a ser un mes de descanso para los equipos creativos de Superman. Desde la marcha de Byrne, el ritmo de trabajo para Stern, Gammill y especialmente Ordway ha sido frenético. Un mes de margen les permitirá ganar tiempo, planificar mejor los acontecimientos y no rebajar la calidad de la serie, especialmente en el caso del meticuloso y no muy veloz Kerry Gammill.
Pero Mike Carlin no va a rellenar este mes de cualquier manera. El experimentado editor tiene el ojo puesto en Dan Jurgens, un chaval de Minnesota que había fichado Mike Grell para su Warlord y que había creado al singular personaje de Booster Gold un tiempo atrás. Jurgens no era un descocido para las series de Superman. El cruce que el Hombre de Acero tuvo en la etapa Byrne con Booster Gold y especialmente el Adventures of Superman Annual nº 1, donde se encargó de los lápices, habían llevado al autor a sus primeros contactos con el personaje. Jurgens es un dibujante veloz y su estilo en esta etapa no se alejaba demasiado del de Kerry Gammill. Eso y su buena sintonía con Carlin le hacían perfecto para trabajar en Superman.
Su primer número es el Superman vol. 2 nº 29. Pese a que se trata de un fill-in, la historia encaja perfectamente con lo que habíamos visto en la saga del Exilio hasta el momento y nos encontramos con un Superman que empieza a acusar el desgaste de su periplo por el espacio y al que la soledad empieza a hacer mella. Jurgens va a permitirse continuar aquí un hilo argumental que Jim Starlin dejó abierto en el Adventures of Superman Annual nº 1, donde un alienígena se apoderaba de los cerebros (literalmente) de un pequeño pueblecito americano en una historia que constituía todo un homenaje a las películas de terror con elementos de ciencia ficción que se hicieron populares en los años 50. Ahora Superman se reencontraba con el alienígena en el espacio, al mismo tiempo que el guionista se permitía desarrollar una pequeña trama en la Tierra que involucraba a Lois Lane investigando lo ocurrido en el pueblecito de Trudeau. La historia (que continúa y finaliza en el Adventures of Superman nº 452) encaja perfectamente con el tono de ciencia ficción espacial predominante en la saga pero no descuidaba la parte emocional del argumento, con un villano ambiguo moralmente y un Superman que, estaba claro, aún no había superado lo ocurrido en el universo de bolsillo.
Pese a la autoría completa de Jurgens en estos dos números, las magníficas portadas pertenecían a los dibujantes regulares de las series. Así, Kerry Gammill homenajeaba al Action Comics nº 300 en la portada del Superman nº 29 y Jerry Ordway (que también contribuyó al argumento) se encargaba de la del Adventures of Superman nº 452. A pesar de que aún no se le podía considerar como miembro del staff regular de Superman, Jurgens ya no abandonaría las series del Hombre de Acero. En las siguientes entregas se encargaría junto con Dennis Janke de ilustrar un complemento a los números mensuales guionizado por Stern, que narraría la OPA hostil llevada a cabo por Lex Luthor para comprar los laboratorios STAR.
EL ENEMIGO INTERIOR
Roger Stern y Kerry Gammill vuelven a formar equipo para el Superman vol. 2 nº 30, una atípica pero muy interesante entrega donde vemos a Superman plantearse incluso si merece morir por su crimen, para luego intentar vivir en una soledad completa. El Hombre de Acero encuentra un planeta deshabitado pero acogedor en el que intenta establecerse. Le vemos cultivar la tierra, recuperando sus raíces de granjero y durante parte de la historia parece que la soledad absoluta y el retiro van a ser su destino definitivo, pero el brutal clima cíclico del planeta arruina sus planes de permanecer allí. Clark descubre que es demasiado humano para soportar la soledad y aunque aún piensa que debe pagar por el crimen que cometió, parece claro que debe encontrar otra manera de sobrellevar su culpa. Sin embargo, puede que ni siquiera tenga esa oportunidad ya que aunque él no lo sabe, el respirador que utiliza para sus viajes en el espacio está empezando a fallar.
La consecuencia de ello la veremos en el Adventures of Superman nº 453 donde Jerry Ordway volvía a escribir y dibujar un episodio que marcaría un punto de inflexión en la saga del Exilio y quizá en toda la historia del personaje. La falta de aire provocada por el fallo en el respirador, hace que nuestro héroe empiece a tener alucinaciones donde de nuevo es acosado por la presencia de los tres Kryptonianos. Sin embargo las expresiones de la culpa que encarnan los criminales o el miedo representado por sus grandes villanos, acaba dando paso a algo mucho más profundo que refleja la verdadera naturaleza de los temores y las dudas del Hombre de Acero: las distintas expresiones de sí mismo, que ve reflejadas con el aspecto de Clark, de Gangbuster o de su yo más superheroico. Son varias facetas de su personalidad, tanto las que acepta como las que no, aquellas que representan sus grandes miedos, sus grandes dudas: su relación con Lois, el uso de sus poderes, todo lo que le hace diferente y todo lo que tiene miedo a perder… Superman se da cuenta de que todo este tiempo ha estado huyendo en vez de enfrentarse a sus miedos y que el nivel de exigencia que se ha marcado a sí mismo le ha hecho olvidar precisamente aquello que más le hace humano: la capacidad de cometer errores y por consiguiente, la necesidad de aceptar dichos errores y aceptarse a sí mismo. Al final del capítulo, un exhausto Superman acaba por aceptar esa realidad. Es un ser complejo, con partes oscuras y que puede cometer errores, pero precisamente por ello es humano. Es un hombre, en su caso, un superhombre.
A partir de aquí el asunto de los tres Kryptonianos queda zanjado. Superman por fin ha aceptado su error y ha dado un paso hacia su propia madurez. El nivel de complejidad que ha alcanzado la serie es encomiable, como también lo es el conocimiento que Stern y especialmente Ordway demuestran tener del personaje. No han olvidado a los clásicos, a los que homenajean a la mínima que pueden, pero han sabido construir un Superman contemporáneo tridimensional, complejo y tremendamente interesante con la base que les dejó John Byrne. Aun a falta del impacto mediático que supone contar con una estrella del medio, el estado de las series del personaje no puede ser mejor. Este equipo va a dar años de grandes cómics de Superman, pero la saga del Exilio entrará a partir de aquí en su último y quizá más espectacular tramo.
CONTINUARÁ...
Puedes comentar esta noticia en nuestra página de Facebook.
Excelente, Jurgens y Stern son mis favoritos y esta saga me encanta Sobre todo el aspecto físico de superman, es el que tomo Snyder para MOS exceptuando el rizo (y el traje, aunque nótese el color azul en algunas viñetas).
ResponderEliminarAlexander R.
Como un huevo a una castaña, igual.
EliminarVaya, yo he leido muy poco, por no decir nada, de comics de esta epoca asi que estos posts son muy muy interesantes. Esperando las siguientes partes...
ResponderEliminarKerry Gammill ha sido el mejor dibujante de Superman. Junto con Roger Stern, firmó los mejores comics del personaje. La saga del exilio es mi favorita.
ResponderEliminarDan Jurgens es mi artista completo favorito y como fan de Superman le estoy muy agradecido.
Miguel Hernández:
ResponderEliminarLa portada del Superman # 28 es también un homenaje,en este caso al n°6 de Nick Fury obra de Steranko. ;)