Guión: Michael Green y Mike Johnson
Dibujo: Mahmud Asrar
Reseña de Juan Carlos Hernández
RESUMEN
30 años antes, en Irlanda, tres hermanos huyen a través de los frondosos campos de lo que parece una amenaza letal, aunque ésta consigue localizarlos y solicitarles lo que considera su propiedad. Black Banshee quiere que le entreguen su hermana pequeña, ya que es la elegida por estar dotada de un gran poder, aunque su hermano se resiste y le entrega su vida -tal y como marca la profecía- por ser el primogénito varón.
En el tiempo presente, la batalla entre Shioban y su padre continua, plagada de víctimas colaterales y destrucción. Kara es incapaz de plantarle cara y sufre en cada enfrentamiento cara a cara con Black Banshee, hasta el punto de que este último es capaz de potenciar los poderes de Supergirl con el objetivo de sobrecargarla y acabar con ella. Aunque Shioban trata de impedir la muerte de su nueva amiga, Kara consigue introducirse en el cuerpo de Banshee y ser absorbida. (Continúa después con clic en LEER ENTRADA COMPLETA)
CRÍTICA
Parece que el periplo de Supergirl en el pantanoso mundo de las amenazas asociadas a la magia va a durar poco, porque todo parece indicar que a Black Banshee se le va a atragantar un poco la Supergirl recargada de sus podere. Aunque habrá que esperarse al siguiente número, ya que éste sólo ha servido para conocer el origen de este enfrentamiento y ver un poco de su avance. Como ya os comenté, no soy precisamente un fanático de las tramas asociadas a la magia, por lo que estoy deseando que le den boleta a este "peligroso" villano y pasemos a temas más importantes como, por ejemplo, la adaptación de Kara en este planeta extraño del que ni siquiera entiende su lengua.
Mahmud vuelve a tomar los lápices, y pese a que George Pérez no es precisamente manco, debo decir que me alegro de que el dibujante inicial vuelva a estar en la colección y le demos continuidad a los guionistas y a los dibujantes. Vaya, todo lo contrario que en la colección de Superman, en la que el baile de responsables es exagerado.
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