CRÓNICA DE JAVIER OLIVARES
Ante todo, que quede claro que me considero uno de los fans de Superman más grandes de todo este planeta. Y que no suene prepotente ni exagerado. Es lo que siento. He seguido al personaje desde que tengo uso de razón en todos sus medios, incluso cuando ninguno de esos medios ofrecía material de calidad. Lo fácil hubiera sido "marcharme a la competencia". Dejar de lado a Superman y abrazar cualquier otro personaje de esos que vienen despuntando en los últimos años. Pero no, siempre he tenido un único y claro favorito y nunca me he planteado apartarlo de mi vida.
Dicho esto, el pasado 17 de Junio tuve que dejar mi capa de fan a un lado. O, al menos, todo lo que me fue posible. El llegar a Madrid a mediodía y ver la parafernalia montada para la premiere de esa noche hacía estremecer. En pocas horas, los protagonistas y responsables de Man of Steel iban a pasar por ahí mismo. Ya había fans agolpándose en las vallas haciendo cola desde tempranas horas para conseguir una foto y un autógrafo. Claro, ¿a quién no le gustaría? Pero mi mirada se centró en el pódium montado para los fotógrafos del photocall, que sería mi lugar de "trabajo" esa noche. El fan en mi interior se había quedado en casa hasta la noche. De momento, había que trabajar como un profesional.
Había estado en alguna premiere anteriormente, pero nada tan multitudinario. No me extenderé en detalles. Me acredité a las 20:00, me hicieron pasar amablemente a la zona de fotógrafos y cogí un sitio privilegiado justo enfrente de la cinta roja con la que nos separaban de los actores. Empezó el desfile de rostros famosos con la llegada del director Juan Antonio Bayona, quien después presentaría la película. Tras él, comenzaron a llegar más actores de cine y TV (más o menos famosos, algunos tan solo me resultaban rostros conocidos pero sin nombre), presentadores y presentadoras de la tele, mujeres guapísimas que debían ser modelos y actrices también... Me di cuenta del gran sitio que tenía cuando vi que muchos de los invitados al photocall se acercaban a una chica que, micrófono en mano, estaba justo a mi lado. Podía alargar la mano y tocarlos. "Pero no, Javi", me decía. "Ahora no eres un fan. Ahora eres un profesional. No te han invitado aquí para dar la nota. Querrás volver en Man of Steel 2, ¿no?"
Llegó el momento. Henry Cavill salió por la puerta con un traje gris de chaqueta y chaleco. Impresionaba ya a esa distancia de 6 o 7 metros, pero lo vi de forma muy fugaz. Bajó a la alfombra roja para firmar autógrafos y hacerse fotos con toda la gente que llevaba allí un montón de horas. Firmó uno por uno. Todo un señor. También lo hicieron Zack Snyder y Russell Crowe, a quien veníamos de ver en El Hormiguero. Mucho más simpático de lo que esperábamos. Será por la mala fama que tiene con la prensa, pero Russell parecía un hombre encantador. A todos les hice fotos y a Russell y Zack los tuve a 20 centímetros. La chica del micrófono les hizo un par de preguntas apresuradas (a Russell incluso le dio dos besos) y muy poco acertadas. "Oportunidad perdida", pensé. "Nadie les hará nunca una pregunta interesante en estos eventos".
He prometido no extenderme, así que concluyo con una anécdota. Conforme las verdaderas estrellas fueron pasando por el photocall (los Snyder, Crowe y Cavill), el furor se iba desatando. Conseguí fotos excelentes de todos ellos, que podéis ver en nuestro Facebook. Los tuve a escasos centímetros, como he dicho. Son verdaderos profesionales de los medios que saben posar y mirar y posicionarse para que ningún fotógrafo se quedara ("nos" quedáramos, perdón) sin esa foto que es su trabajo conseguir. Pero me quedo con un detalle. Cuando llegó Cavill en solitario al escenario, delante de aquel inmenso panel con el banner de El Hombre de Acero, casi de forma natural adoptó una postura nada casual. Su rostro sonriente, pero firme. Piernas ligeramente separadas. Infló el pecho, irguiéndose. Brazos caídos y ligeramente separados del tronco. Y en ese momento, veías que no solo era un tipo asquerosamente guapo, alto y elegante. Veías que es Superman. No hay duda. No necesita el traje para que su presencia llenara la alfombra, ni para impresionar. Parecía poder despegar en cualquier momento.
Me di cuenta de que yo todavía llevaba la cámara colgando, absorto como estaba en mirar a Superman a 1 metro escaso de mí. Inmediatamente reaccioné y comencé a disparar fotos como un poseso, que es para lo que estaba ahí. Y cuando Henry ya se iba y yo ya tenía un montón de fotos estupendas de él, me dio por llamarlo por su nombre, como hacían todos los demás fotógrafos cuando querían que el protagonista les mirara para conseguir una foto directa. No lo había hecho con nadie, pero dije "Henry", y él se volvió hacia mí. Me miró directamente poniendo esa postura elegante y poderosa, y lancé varias fotos más. Bajé la cámara de mi cara y tan solo le hice un movimiento de cabeza como agradecimiento. Él me lo devolvió y lo acompañaron fuera del photocall. Estoy seguro que para Henry Cavill solo fui un fotógrafo que le agradecía la foto. Para mí, fue el dia en que Superman me saludó. No fue nada, pero mientras el pódium de los fotógrafos se iba vaciando y yo recogía la cámara para reunirme con mis amigos, me hizo gracia pensar: ¿sabrá Henry algún día que he vivido los dos últimos años pendiente de cada movimiento de esta película suya? ¿Que probablemente sé más de Man of Steel que él mismo? No, claro que nunca lo sabrá. Pero ni falta que hace, ¿no? Sonreí para mis adentros, mirando esa última foto que Henry me concedió. Esta foto:
Guardé la cámara. Mi trabajo había acabado. Había tenido a Henry Cavill, Russell Crowe y Zack Snyder a centímetros de distancia y me había comportado como un auténtico profesional. Pero el fan seguía ahí, y era hora de sacarlo. Empezaba la proyección de El Hombre de Acero. Me senté. Las luces se apagaron. El resto... es historia.
Javier Olivares Tolosa
SENSACIONES DE JUAN CARLOS HERNÁNDEZ
Todavía recuerdo mis largas noches de desespero buscando cosas relacionadas con Superman Returns que apenas podía comentar con mi compañera de fatigas, mi mujer Roser. Después de 7 años me encuentro con una película maravillosa cargada de todo aquello que la preciosa cinta de Singer se dejó por detrás, acción y modernidad, y con lo más grande de todo, la magnifica amistad de personas que valen muchísimo la pena y que el pasado lunes me hicieron emocionarme más aún que la película. Es increíble poder compartir estas sensaciones con ellos y que formen parte de mi familia. Y esto no acaba aquí sino que sólo hace que empezar ya que en uno o dos años volveremos a estar sentados en una sala de cine disfrutando de una secuela. Gracias a Warner y al equipo de producción de El Hormiguero por hacer que este día fuera inolvidable.
En la película se habla de la esperanza y eso jamás me ha faltado ni me faltará aunque estoy seguro que si algún día decaigo estos AMIGOS me levantarán para arriba cual Superman.
SENSACIONES DE ALBERTO DÍAZ
Resulta muy difícil disociar de un día tan especial, un encuentro que se había pospuesto años (y no me refiero al estreno del estreno de 'Man of Steel', sino al ansiado encuentro de personas, que por una u otra causa el tiempo esquivaba), de la 'Premiere' en sí misma… pero a la postre, las emociones se imponen y uno se da cuenta que todo forma parte de algo mas grande. Resulta curioso comprobar que estar rodeado de amigos a los que no había conocido en persona aún (como Javier y Antonio) puede resultar algo tan natural y perfecto, que de lo que menos está pendiente uno es del estreno de la película en sí mismo y con lo que uno se queda es con las sensaciones vividas: encuentros, conversaciones, momentos y a la postre, esperanzas… un día maravilloso.
SENSACIONES DE ANTONIO MONFORT
El pasado lunes 17 de Junio para nosotros acabó un viaje. Uno que empezó poco después de Superman Returns, a base de desear que Superman volviera al cine por la puerta grande. Años de seguir rumores, noticias, emocionarse con minutos de metraje borroso que sin embargo daban para horas de charlas y especulaciones. En fin, si seguís esta web ya sabéis de qué os hablo.
Yo no puedo más que sentirme afortunado. En primer lugar de que todas estas experiencias previas al estreno de MOS hayan formado parte de mi vida. Para mí, esta ya no es una película, es una experiencia vital. No ocurre a menudo.
Pero si algo va a hacer eternamente especial esta cinta y el viaje hasta ella es la gente que me he encontrado por el camino. La afición a Superman, denostada a veces incluso por aquellos que adoran la fantasía, era un lugar solitario. Ahora ya no. En esta web he encontrado gente tan genial como apasionada por el personaje, tan llena de talento que nunca dejan de sorprenderte. Cada uno con vidas y experiencias distintas, procedentes de rincones dispares y aun así, gente con la que sientes un vínculo denso y extraño. Estar con algunos de ellos el lunes fue una locura, y un regalo. Un colofón épico a este viaje como jamás habría podido imaginar. Al final la vida son sensaciones, emociones, recuerdos… yo conseguí algunos de los mejores de mi vida ese día. No puedo pedir nada más grande.
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