domingo, 21 de diciembre de 2014

SUPERMAN'S CHRISTMAS ADVENTURE (1940), UNA AVENTURA NAVIDEÑA DEL HOMBRE DE ACERO

SUPERMAN'S CHRISTMAS ADVENTURE (1940)

Guión: Jerry Siegel
Dibujo: Jack Burnley (portada: Fred Ray)
Reseña de Javier Olivares

Este año, además de compartir mi post con todas las portadas navideñas del Hombre de Acero, he querido reseñar una de esas historias, de hecho la primera historia navideña protagonizada por Superman hace ya 74 años. Superman's Christmas Adventure fue un cómic que se publicó para ser repartido por los grandes almacenes de los EEUU de forma gratuita entre sus clientes con motivo de las fiestas de Navidad. Macy's, Bailey's, Molan's Bakery y muchos otros establecimientos repartieron estos cómics estampando en la portada su sello en un recuadro realizado especialmente para tal efecto, para que los lectores pudieran recordar quién se lo había regalado.

En esta aventura de 1940, tan solo dos años después del nacimiento de Superman en Action Comics pero con el personaje ya convertido en el más popular de los comic books, se nos presenta una sencilla y tópica historia que transcurre en Navidad con la que se pretende dar una lección acerca del espíritu de estas fiestas y de la bondad de las personas. Pero no os cuento más. Mejor os la reseño directamente y la comentamos después. 

RESUMEN

Lois y Clark son asignados a realizar un reportaje sobre los grandes almacenes en la época navideña. Durante su visita a uno de estos establecimientos los dos periodistas conocen a un niño llamado Billy Connelly, un muchacho tan pobre que no puede tener ni un solo juguete. Conmovido por la situación de Billy y sabiendo que hay tantos niños como él, Clark propone a Lois y a Perry iniciar una campaña en el Daily Planet para que la gente done juguetes para los menos afortunados, y la idea encanta al editor del periódico, que la pone inmediatamente en marcha. La noticia alcanza todos los rincones del mundo, incluso el Polo Norte donde el mismísimo Santa Claus la lee y se alegra de tener un par de nuevos ayudantes.


Clark conoce también a James Daniels, un niño muy rico que, al contrario que el pobre Billy, posee todo cuanto desea pero no le da valor a nada de lo que tiene. Para darle una lección, Clark se cambia a Superman y entra en la habitación de James por la noche, llevándolo a observar a varios niños muy poco afortunados (entre ellos a Billy) y concienciando al pequeño James de la gran suerte que tiene.

Mientras, en el Polo Norte, el Dr. Grouch y Mr, Meaney, dos ancianos que odian la Navidad y que viajan en una especie de cohete, intentan convencer a Santa Claus de que cambie su altruista actividad de fabricar y repartir regalos y rentabilice el taller para crear cosas que puedan venderse. Por supuesto reciben una negativa de Santa y solo consiguen que sus elfos los echen del taller, por lo que los dos desalmados deciden emprenderla contra el Daily Planet y su campaña de recolección de juguetes, durmiendo a toda la redacción con gas y quemando los regalos de los niños.


Tras esto, y no contentos con el mal que ya han hecho, Grouch y Meaney deciden regresar al taller de Santa para destruir también todos sus juguetes. Lois se cuela en el cohete de los dos ancianos y termina atrapada y atada a otro cohete del que tiene que rescatarla oportunamente Superman, mientras que Santa Claus se ocupa de echar a Grouch y Meaney de su taller con la ayuda de un ejército de soldados de juguete.

Lo malo es que los dos villanos han conseguido volver a secuestrar a Lois y a los renos de Santa Claus, así que éste pide la ayuda de Superman para poder repartir los regalos a todo el mundo. El Hombre de Acero acude a la llamada y, en ausencia de los renos, se convierte en el motor del trineo de Santa, que comienza a repartir puntualmente todos los regalos. Incluso Grouch y Meaney reciben regalos, ya que para Santa el espíritu de la Navidad no entiende de malas acciones y todos merecen recibir algo. Conmovidos por el gesto de Papá Noel, Grouch y Meaney piden perdón por sus malas acciones, liberan a Lois y juran que a partir de ese momento serán buenos, estrechando la mano de Santa y Superman.


Ya de vuelta a Metropolis, Superman observa complacido cómo el pequeño James y su mayordomo están dedicando la nochebuena a repartir regalos entre los niños pobres. El espíritu de la Navidad ha triunfado.


CRÍTICA

Hay dos formas de valorar esta historia. La primera implicaría analizar su trama, las motivaciones de los personajes, su desarrollo y la resolución de los problemas planteados, así como la profundidad de lo que ocurre y de los protagonistas. Si lo hiciéramos y fuéramos verdaderamente analíticos, esta reseña sería mucho peor que las acciones de Grouch y Meaney.

Por eso para comentar este cómic hay que transportarse mentalmente a la Navidad de 1940 e imaginar que eres un niño de 8 años que lee esto por primera vez. Y de este modo, la magia te envuelve. Tenemos a Superman, tenemos a Santa Claus, tenemos a dos tipos malos que son redimidos por medio del afecto y el espíritu navideño, tenemos a un niño malcriado que se transforma en un buen samaritano, y todo esto en el incomparable marco que ofrece una época tan sentimental como es la Navidad. ¿Cómo no va a emocionarse ese niño de 8 años ante todo esto?

Ante la lección moral que ofrece esta aventurilla escrita por Jerry Siegel, hay que obviar sus vacíos argumentales e incluso que Superman haga cosas tan... digamos cuestionables como entrar en la habitación de un niño pequeño (?), de noche (??), y secuestrarlo (a las cosas hay que llamarlas por su nombre) para que observe cómo malviven otros niños como él. Cosas así serían impensables en un argumento de hoy en día, pero hablamos de algo escrito hace 74 años, cuando nuestros abuelos y bisabuelos leían cómics y todo era infinitamente distinto. ¿Que Lois es secuestrada una y otra vez? Da igual, era lo cotidiano que la chica fuese rescatada continuamente por el héroe. ¿Que Superman se convierte en el reno de Santa Claus? Bueno, ¿y por qué no? Si existe un extraterrestre capaz de volar, también puede existir un viejo gordinflón que, cual macroempresa de fabricación de ropa deportiva, explota a cientos de enanos para que fabriquen juguetes que luego reparte a todo el mundo en una sola noche. ¿Y que los malos (cuyos nombres, por cierto, vienen a significar Dr. Gruñón y Sr. Miserable) se van de rositas después de allanar, destruir, incendiar, secuestrar y gasear? ¡Qué demonios, si han pedido perdón y es Navidad! ¿Qué más queremos? ¿Que terminen, por ejemplo, en la cárcel?

En definitiva, como os decía es imposible ponernos críticos con esta historieta que es tan simple, tan estereotipada y tan absurda como bonita y emocionante. ¿Será porque parte de ese niño de 8 años nunca se ha ido de mi interior? Pues si es por eso, que no se vaya nunca.

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1 comentario:

  1. Hola, No tiene nada que ver este link pero me parecio curioso, Superman Vs Spiderman
    https://www.youtube.com/watch?v=TncKc8hdq3k

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