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martes, 25 de junio de 2019

SUPERMAN YEAR ONE #1

SUPERMAN YEAR ONE #1 (Agosto 2018)

Guión: Frank Miller
Dibujo: John Romita Jr. 
Reseña de Antonio Monfort

RESUMEN


Un niño es enviado a la Tierra desde un planeta al borde de la desaparición. En nuestro planeta, es recogido por Jonathan y Martha Kent, una pareja de granjeros del medio oeste americano que le adoptarán como su hijo. El pequeño Clark, como deciden llamarle, pronto descubrirá que sus capacidades están muy por encima de las del resto de los humanos y tendrá que decidir como utilizar sus habilidades al tiempo que intenta llevar una vida lo más normal posible. Pero el verdadero reto vendrá cuando tenga que abandonar Smallville, el pueblo donde ha crecido a salvo y resguardado del resto del mundo y averiguar cómo mostrar sus increíbles poderes a la humanidad.

COMENTARIO

El origen de Superman es una de las historias más hermosas y trascendentales de la cultura popular moderna. La historia acerca de dónde vino y de cómo llegó a ser lo que es quizá sea la más relevante de todas las que se pueden contar con el personaje y la que tiene la altura de mito contemporáneo. Por eso, aunque mil veces contada, seguirá contándose una y otra vez mientras alguien recuerde las aventuras del último hijo de Krypton.

Que una de estas revisiones vaya a venir de la mano de uno de los autores más importantes que el comic book estadounidense ha tenido en la era moderna, debería ser merecedor de que se parasen las rotativas y de que toda la atención fuera a parar a este proyecto. Pero no nos engañemos. Frank Miller ya no es lo que era. Hace tiempo que dejo de ser el autor rompedor que nos sorprendió a todos. Ni siquiera su incomparable habilidad para la narrativa del género negro es ya la que era. O dicho de otro modo. Hace mucho que una obra de Frank Miller no pega un golpe sobre la mesa y cambia las reglas del juego tal y como nos tenía acostumbrados en sus años mozos. 

Miller es también un autor indisolublemente asociado con Batman y por tanto, no está exenta de cierto morbo la idea de que ahora nos vaya a ofrecer su visión personal sobre Superman, un personaje que hasta ahora había tocado solo como contrapunto del hombre murciélago.

Que la obra que nos ocupa se llame Superman: Year One es toda una declaración de intenciones por parte del editor. Un grito que dice, “eh, Miller va a hacer aquí la obra maestra que hizo con Batman” y vaya usted a saber, igual funciona en cuanto a ventas, pero leído el comic no hace sino tirar piedras a su propio tejado.


La visión de Superman que Miller nos presenta aquí está bien escrita. Goza de una prosa sólida y contundente que ayuda a hacer creíbles a unos personajes no excesivamente bien cimentados cuyas voces son lo mejor de una historia donde el autor no se moja. Se queda en las zonas comunes de tantas y tantas otras versiones del origen del hijo de Krypton sin aportar una verdadera personalidad o voz al relato más allá de cuatro detalles superficiales que invitan al estupor del lector (el bebé Kal-El manipulando mentalmente a Jonathan o el joven Clark queriendo unirse a los marines por citar dos) pero no llegan a significar nada verdaderamente rompedor o distinto. 

Volver a abordar una historia mil veces vista y mil veces contada debería implicar hacerlo con una voz nueva, no puedes cambiar el contenido pero sí el continente, no el qué sino el cómo, pero Miller no se molesta en tal cosa. Volvemos a tener una infancia de Clark apresurada para desembocar en una adolescencia más apresurada aún que sirve para sacarle de Smallville cuanto antes. Como si llegar a Superman lo más rápido posible fuera lo importante en vez de disfrutar precisamente con lo que aquí debería importar: el camino.

De todos modos y pese a que como decíamos Miller no rompe ningún plato ni entusiasma lo más mínimo, su guión no es el problema. Ni de lejos. No cuando a los lápices tenemos a quien tenemos.

John Romita Jr. Ha sido uno de los grandes, sin lugar a dudas. Pero también ha demostrado ser uno de esos dibujantes, ocurre demasiado a menudo, a los que el paso del tiempo no les sienta bien. Su trazo pasa de personal a acomodaticio y de expresivo a esquemático y el resultado evoluciona desde una obra con estilo propio a un esperpento considerable. 

Quizá ese estilo propio/esperpento pueda servir para una obra muy personal como Kick Ass o para un personaje al que le une una relación tan personal como Spider-Man, pero sacado de ahí, la cosa no funciona. Que Romita Jr. Y Superman no se llevan bien debería haber quedado claro cuando estuvimos sufriéndole durante su paso por la serie regular del personaje, en una etapa que quedará en los anales de la ignominia. Pero que no se diga que DC no tropieza las veces que haga falta con la misma piedra; aquí estamos con Romita pintando bebes Kal-El cabezones, piernas dignas de Reed Richards haciendo estiramientos y rostros femeninos de clara inspiración picassiana. A tope. Que no se diga. Por lo visto, haber encargado este proyecto a Clay Mann, Francis Manapul, Ivan Reis, Jorge Jimenez o a alguno de los estupendos dibujantes que hoy forman la plantilla de DC Comics y que habrían compensado el poco más que correcto guión de Miller hasta dar un producto digno no era una buena idea. Puestos a darle el guión a un viejo dinosaurio como Miller, ya le damos el dibujo a otro. Y así estamos con una obra que debería haberse titulado Superman: Jurassic Glory.

En fin. La fiesta acaba de empezar y no huele que vaya a ir a mejor, pero por faltar, falta lo suyo que esto solo es el primer número. Iremos viendo hacia dónde van los tiros y que momentazos nos quedan por presenciar antes de acabar este “year one”.

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