Guión: Geoff Johns
Dibujo: Francis Manapul
Reseña de Antonio Monfort
RESUMEN
Tras la muerte de Darkseid, Kalibak y las huestes de Apokolips están furiosos. Wonder Woman, Mister Miracle y la parte de la Liga de la Justicia que no se ha convertido en nuevos dioses deberán detenerles, para lo que recibirán la providencial ayuda de Big Barda, la esposa de Mister Miracle y antigua capitana de las furias de Apokolips, ahora renegada.
La batalla parece igualada, pero los moradores del planeta oscuro reconducen sus esfuerzos en la búsqueda del Anti-Monitor que sigue regenerándose tras su batalla con Darkseid. Los héroes fijan también un nuevo objetivo: entrar en la prisión de Belle Reve y hablar con el Sindicato del Crimen acerca del Anti-Monitor, a quien han combatido previamente.
Entrar en la prisión no será fácil pero con la ayuda de Mister Miracle, tampoco imposible. Wonder Woman decide quedarse atrás, buscar al resto de la Liga y encontrar la manera de contener al Anti-Monitor. Desgraciadamente, su plan se verá truncado por un Superman furioso y celoso de Steve Trevor y por el hecho de que Grail, se ha hecho con la ecuación anti vida.
CRÍTICA
Otro pasito más en este ya segundo acto de la guerra de Darkseid, con la Liga desparramada y convertida en dioses y una Wonder Woman algo superada por las circunstancias que encuentra consuelo en Steve Trevor.
Johns sigue construyendo su historia pasito a pasito, tanto que esperemos que el final se tome el mismo tiempo que todos estos pasos previos y esta guerra de Darkseid se cierre con el mismo mimo y tacto con que tuvo su primer acto y está avanzando en este segundo. Lo contrario sería una lástima en una saga que rezuma universo DC por los cuatro costados y aunque como viene siendo habitual en esta serie, los protagonistas se desdibujan para dar protagonismo a los reservistas, sigue siendo de lo mejorcito que hoy en día la compañía ofrece en épica superheroica.
Johns no descuida la acción, pero tampoco se olvida de caracterizar a los personajes y buscar momentos de lucimiento para cada uno, como el que aquí tiene Big Barda o más adelante Steve Trevor.
El arte de Francis Manapul es muy diferente al que solemos ver en otros episodios con Jason Fabok o Ivan Reis, y ese puede ser su gran hándicap, que ese estilo tan personal y tan suyo desentone en la imagen visual de una saga definida por esos monstruos del lápiz. Más allá de que salga perdiendo en ese contraste, si analizamos solamente lo que vemos aquí, su arte es brillante, combina de forma deliciosa un trazo con influencias de la animación con estupendos movimientos y composiciones de página. Ayuda, y mucho, el hecho de que pueda hacer sus propias tintas y sus propios colores aportando al resultado un acabado impecable que recuerda a grandes como Darwyn Cooke o Bruce Timm y manteniendo el nivel de esta serie por las nubes o más allá.
En definitiva y como viene siendo la norma, Justice League no defrauda y ofrece un buen festival de épica superheroica con el sello de lo mejor de DC Comics. Echamos de menos a los grandes, sí, un poco más de Superman no haría daño por aquí. Pero cuando la alternativa goza de esta calidad, ni eso podemos reprocharle.
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