Guión: Scott Lobdell
Dibujo: Kenneth Rocafort
Reseña de Antonio Monfort Gasulla
RESUMEN
En los cuarteles de H.I.V.E, la reina de la colmena planea utilizar el imparable poder psíquico de Hector Hammond para conseguir su objetivo de eliminar el libre albedrío y unificar a la Humanidad en una sola mente. Para ello, sus zánganos organizan un ataque a laboratorios S.T.A.R para apoderarse del villano, que sigue en coma tras los acontecimientos de los últimos números.
Por su parte Clark Kent está en Gotham City, en pos de encontrarse con un misterioso informante. Cuando éste aparece, resulta ser una figura encapuchada (lo que no impide que Clark vea que se trata de una mujer asiática) y armada que le interroga acerca de sus conocimientos en torno a “los veinte” y le entrega un extenso dossier que atañe a las actividades del senador Hume, un político especialmente hostil hacia la presencia de Superman en la Tierra.
Por su lado, los agentes de H.I.V.E han conseguido sacar a Hammond de S.T.A.R, pero un accidente casual hace que el poderoso psíquico se libere e inmediatamente desencadene un estallido mental que afecta a toda Metropolis y especialmente a los amigos más cercanos de Superman, quien pese a salvarlos de males mayores se encuentra impotente ante un ataque de estas características.
Cuando finalmente Hammond llega a la presencia de H.I.V.E, la reina descubre para su sorpresa que Hector está perfectamente consciente y que la alianza, si la hay, va a ser según sus términos.
CRÍTICA
Hector Hammond es un villano propio de la mitología de Green Lantern que Geoff Johns, en su larga andadura en ese personaje, no ha utilizado demasiado. Por algo será. Y es que su aspecto de dibujo animado y sus poderes más bien poco definidos le hacen un enemigo algo difícil de abordar especialmente si se quieren contar historias más o menos verosímiles de estos personajes. Su aparición en la película del caballero esmeralda tampoco ayudo mucho a aumentar su cuota de fans. Sin embargo Scott Lobdell parece estar entre ese grupo de seguidores y le tenemos aquí exprimiendo al personaje después de los más bien tibios acercamientos de los últimos números. Si dejamos de lado su aspecto cartoon y alguna que otra nimiedad, lo cierto es que está consiguiendo un efecto interesante, mostrándonos a un personaje de poder increíble a punto de desencadenarse y contra el que Superman no tiene mucha defensa.
Se trata este de un número de planteamiento, de sentar bases para una historia que (esperemos) se desarrollará en varias entregas y que, por una vez, parece apuntar maneras. Después de tantos festivales de acción con poco contenida como han desfilado por la serie, se agradece un número donde veamos a Clark Kent más tiempo que a Superman y además le vemos investigando como lo haría un joven reportero freelance (o al menos, la versión comiquera de uno de ellos) además de verle reafirmando su apego por la Humanidad en detalles como tomar aviones, comer, etc…
Se trata este de un número de planteamiento, de sentar bases para una historia que (esperemos) se desarrollará en varias entregas y que, por una vez, parece apuntar maneras. Después de tantos festivales de acción con poco contenida como han desfilado por la serie, se agradece un número donde veamos a Clark Kent más tiempo que a Superman y además le vemos investigando como lo haría un joven reportero freelance (o al menos, la versión comiquera de uno de ellos) además de verle reafirmando su apego por la Humanidad en detalles como tomar aviones, comer, etc…
La trama del senador Hume también promete, incluso más que la de Hammond, y solo nos queda cruzar los dedos para que Lobdell no la pifie demasiado en su desarrollo. En cuanto al tema de H.I.V.E es curioso encontrarse aquí con el corazón de la trama que en la serie de Superboy hemos visto digamos externamente, lo que nos hace soñar con una cierta cohesión entre las series de la familia del personaje. Veremos cómo evoluciona pero por esperar que no quede.
Mención aparte merece el apartado gráfico. Rocafort, se sale. Incluso en un número sin grandes escenas de acción consigue lucirse por todas partes, y desde la extrema belleza de la reina H.I.V.E a su eficacia a la hora de plantear la página o dibujar ambientes tecnológicos, le dan una factura visual a la serie incuestionable y que hace desear que la colección siga con él y sin los cambios de titular y altibajos creativos a los que nos tiene acostumbrados. Especialmente reseñable es su caracterización de Clark, un personaje joven, pero no adolescente y que al mismo tiempo resulta creíble como Superman. Un dibujo como este casi justifica la compra del cómic por sí solo.
En conclusión, un número refrescante, de los que nos hacen concebir esperanzas de cara a la recuperación del personaje en los cómics. Queda mucho por ver, y mucho por arreglar en este Superman, pero si hubiera un principio para una mejoría se parecería bastante a este número.
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