SUPERMAN Y LOS MASTERS DEL UNIVERSO (1982)

SUPERMAN Y LOS MASTERS DEL UNIVERSO

(DC COMICS PRESENTS, Julio 1982)

Guión: Paul Kupperberg
Dibujo: Curt Swan y Mike DeCarlo

Probablemente este sea uno de los crossovers más extravagantes y bizarros de la historia del cómic. Superman y los Masters del Universo se vale del tirón que tuvieron en los años 80 estos populares juguetes y personajes de serie animada (excelentes ambos, por cierto) para recrear una aventura que, sinceramente, no debió haber existido. Como en tantas otras historias, la magia es aquí el recurrente talón de Aquiles de Superman. Y es que el pretexto para unir ambos universos es un portal mágico por el que El Hombre de Acero se ve envuelto (sin una explicación demasiado convincente), y será el mismo para devolverlo de nuevo a su mundo, dando todavía menos explicaciones de su partida que de su llegada. Lo único que salva la historia es disfrutar de Curt Swan a los lápices, aunque sin duda este no es de sus mejores trabajos. Pero desde luego, la visita de Superman a Eternia es toda una curiosidad de tan solo 17 páginas que os resumo a continuación, y de la que incluso hay dos packs de juguetes de exclusivos que ya reseñé en este post.

DESDE ETERNIA… ¡CON MUERTE!

El príncipe Adam es el joven y aparentemente frívolo heredero del trono de Eternia, un reino donde los seres mágicos y poderosos campan a sus anchas. Tras esa fachada de superficialidad, Adam oculta su personalidad de guerrero casi todopoderoso: él es el sorprendente He-man, que junto a su fiel tigre Cringer -que también se transforma en el poderoso Battle Cat- protege el reino de Eternia del malvado Skeletor, villano ansioso de poseer el inexpugnable castillo de Grayskull y sus secretos. Es notable la similitud que guarda el joven príncipe Adam con el campeón de nuestro mundo, Superman, que también enmascara su superheroica actitud bajo una personalidad torpe y timorata, bajo la apariencia del apacible presentador televisivo Clark Kent.

Uno de los intentos de Skeletor por destruir los muros de Grayskull para penetrar en su interior, crea un desgarro entre dimensiones que une Eternia con La Tierra. Superman está volando por el cielo de Metropolis y ve unas extrañas nubes que su visión de rayos X no pueden penetrar, con lo que, sin duda, tienen algún componente sobrenatural. Sin poder evitarlo, el Hombre de Acero se ve atraído al interior de la nube, cruzando a la dimensión de Eternia y cayendo a los pies de Grayskull, donde Skeletor y su feroz esbirro, Beastman, luchan contra él. 

El Hombre de Acero es vulnerable a la magia, con lo que uno de los golpes lo manda bien lejos, y en su caída se encuentra a He-man y Battlecat. He-man ha escuchado hablar de Superman de La Tierra (su propia madre es humana), así que ambos unen fuerzas contra el ataque de Skeletor. Pero el malvado villano lanza a Superman un hechizo que lo hace volverse contra He-man sin poder evitarlo, y ambos pelean. Por suerte, Superman usa su visión de calor para distraer a Skeletor lo suficiente para liberarse del hechizo, y así logra apresarlo, pero Skeletor se desvanece en el aire y escapa. He-man agradece a su nuevo amigo la ayuda prestada, y Superman divisa en el cielo una salida hacia su mundo y se marcha, despidiéndose de He-man.

CRÍTICA

Obviamente nos encontramos con una historia muy floja, llena de tópicos del suelo al techo y dirigida a un público infantil. No hay ningún desarrollo de historia ni personajes, todo ocure porque debe ocurrir y punto. Supongo que, en su momento, muchos encontraron este cómic satisfactorio a la hora de unir dos universos tan dispares como el de Superman y He-man, pero leído hoy en día hace aguas por todas partes y se nota que es una simple estrategia comercial para vender algunos cómics más (y algunos muñecos) con el pretexto de juntar estos dos personajes. Pero bueno, eso está a la orden del día incluso hoy por hoy, así que no se le puede reprochar nada. Si te has criado en los ochenta, disfrutarás de la simplicidad de este cómic y de la oportunidad de ver juntos por primera y única vez a estos dos héroes tan diferentes y tan parecidos. Pero si pretendes valorarlo por algo más que un ejercicio de nostalgia ochentera y una curiosidad... te equivocas de cómic.

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