Recientemente acaba de terminar de publicarse la saga Con los pies en la tierra (Grounded) en nuestro país, la última aventura de Superman previa al reinicio de The New 52 que os estamos contando todos los meses en las reseñas de los nuevos cómics (que aquí en España empezarán a publicarse a partir de mayo). Con motivo de la conclusión de esta postrera historia del Hombre de Acero pre-nUDC, nuestro lector y amigo Iskander López ha querido realizar un artículo de opinión sobre la misma. Contiene ciertos spoilers, pero lo realmente importante es que Iskander nos explicar de forma excelente el sentido de esta saga y analiza desde su punto de vista si ha cumplido el objetivo para el que fue planteada. Clic en LEER ENTRADA COMPLETA para leerlo:
CON LOS PIES EN LA TIERRA: ARTÍCULO DE OPINIÓN POR ISKANDER LÓPEZ
“Cualquiera que lleve un disfraz dibuja una diana en el pecho de su familia”
Con esta frase empieza la historia de Crisis de Identidad comentada por nuestro guía Javier Olivares en esta santa página. La recojo porque tiene mucho que ver con la última historia del Superman del siglo XX. Una historia donde el Hombre de Acero se pregunta si hace bien a la humanidad mostrándose al mundo. ¿Cuál es la respuesta?
El argumento lo conocemos todos. Tras los acontecimientos transcurridos en la conocida Guerra de los 100 minutos, Kal-El decide viajar alrededor de EEUU para volver a conectar con el pueblo americano y en definitiva, con su lado humano. Objetivo, volver a sentirse parte de nuestro mundo y sentir que su trabajo y sus ideales siguen vivos y que merece la pena luchar por ellos.
J. Michael Straczynski, durante los primeros números, consigue dos cosas claves para la mitología de Superman. La primera, conectarlo con la gente de a pie (recordando a Superman: Paz en la Tierra) y la segunda, para mí la más importante, callar ciertas bocas de los que criticaban al personaje por siempre tan blando, bueno, justo, correcto, etc... es decir, previsible.
En cuanto a la primera, el último hijo de Krypton ayuda a un desempleado de la industria automovilística en Detroit, logrando, con la ayuda de unos inmigrantes alienígenas, que las fábricas vuelvan a producir. Después convence a una joven para que no se suicide con una frase clave: “Pero si crees que tienes alguna oportunidad de ser feliz, por muy pequeña que sea... Agárrame la mano”. En el tercer número, vive una situación de maltrato familiar y a punto está de reventar al maltratador, aunque consigue controlar sus impulsos. Un personaje como Rorschach, por ejemplo, le hubiera dejado en silla de ruedas, pero por ello Kal-El es quién es y no recurre a la vía fácil. Ahora bien, la amenaza sutil que realiza en la comisaria es bastante más acojonante que cualquier paliza. Le dice al niño que le llame todos los días y le cuente lo que hace y que si un día no escucha su voz... “Habrá consecuencias”, mirando a su padre con cara de que a la próxima no va a controlarse. Todas estas historias, para mí las más interesantes, nos permiten ver una trama social, sin supervillanos, con una mirada crítica hacia la situación actual donde la gente está perdiendo la fe y la esperanza, con estos niveles de pobreza nunca vistos en medio de esta crisis mundial que nos está tocando vivir. Ante este panorama, Superman es el reflejo de la gente que sigue teniendo fe en la sociedad, que sigue trabajando para ayudar a los demás y en la que no hay opción para rendirse. Todos debemos poner de nuestra parte, cada uno dentro de sus posibilidades y sus campos. Todos debemos ser un poco Superman.
Respecto a la segunda conclusión que saco del cómic, es que por primera vez, al menos que yo recuerde, Superman se olvida de la “ética” y toma una decisión realista (hablo de la historia sobre una planta química que acontece en el número 54 de la edición española, parte quinta de la historia). Lois Lane prepara un artículo sobre las violaciones medioambientales que llevan a cabo los encargados de dicha empresa. Kal-El descubre que utilizan un compuesto mortal para la fauna y la flora, pero que no afecta al organismo humano. Cuando está a punto de clausurar la fábrica, un empleado le cuenta la situación de la ciudad, la crisis, el paro... Vamos, el triste día a día actual. Es importante este giro en la moral de Superman: si cumple la ley a rajatabla y su código de honor, va a llevar a una ciudad a la ruina y a cientos de familias al paro. Es el momento de pensar en la situación económica y no tanto en ideales como Justicia o Libertad, ya que eso no da de comer y Superman lo sabe. Hacer justicia puede ser más perjudicial para gente inocente que un vertido más allá de los límites legales, lo cual se podría controlar en el futuro, pero una situación de paro que puede arrastrar a todos los miembros de una familia, no. En el dibujo no se le ve feliz con la decisión, sobre todo teniendo en cuenta que trata de censurar a Lois para que no publique la historia. Con el maltratador lo correcto es entregarlo a las autoridades, en este caso, la opción acertada es hacer la vista gorda para que una ciudad pueda llegar a fin de mes.
Hasta aquí lo bueno. A partir del número 55 (parte séptima), la historia se vuelve más previsible: un enemigo con poderes, se va perdiendo el carácter social y deja de aportarse nada estimulante a la historia (exceptuando el flashback cuando Bruce y Clark trabajan juntos). Todo ello para acabar con Clark Kent escribiendo un artículo titulado “¿Debe haber un Superman?”, mientras es observado por un fan del último hijo de Krypton, quien le cuenta todas las virtudes del Hombre de Acero, y le hace sentir el clamor de los ciudadanos.
En mi opinión, esta idea no es exactamente como una bajada de pantalones, pero es tirar por la vía fácil, sobre todo teniendo en cuenta que en la resolución final, la villana había conseguido que Superman escuchase y sintiese su mundo desde una perspectiva depresiva. Es decir, que aunque destrozaba casas, la gente pensaba siempre de manera positiva en él, tirando por la borda todo el hilo argumental mantenido hasta ese momento. Ya sabemos las virtudes de Superman, no hacen falta cuatro páginas de halagos para descubrirlo, ni un conjuro mágico para justificar que la gente desconfíe.
Hubiera sido más creíble algún comentario negativo. Es decir, si no llega a estar de nuestro lado, cualquier bicho de otro mundo nos conquistaría... Pero es lógico pensar que algún día puede convertirse en nuestra mayor amenaza si es controlado por algún villano y, en un contexto real dentro del cómic, puede que esa vez Superman no pueda escaparse del control. En este sentido, Brian Azzarello demostró tener más valor al mostrar a un Superman visto desde una sociedad miedosa y preocupada, en esa obra maestra que es Lex Luthor: Hombre de Acero. Por su parte, Straczynski da un paso adelante para luego dar dos hacia atrás, al justificar el recelo mediante un conjuro mágico.
Este humilde artículo empezaba con la cita del Hombre Elástico. Al igual que en Ohio, si Superman cree estar peleando y empieza a destruir casas, carreteras, etc., ¿acaso no es inteligente pensar que hay que tratarle con cautela? ¿No es lógico que cause rabia a la gente que pierde sus hogares o pertenencias? Una casa se construye; la foto de un familiar fallecido, un regalo importante o el trabajo de años, no. Incluso Superman duda de su labor, porque sabe que al ponerse el traje, está poniendo en peligro a gente inocente atrayendo a psicópatas. Por eso digo que, al final, parece ser que todo el mundo es feliz. Debería salir alguna opinión distinta y plantear el debate aunque no tenga respuesta. Pero no se puede eludir. Al final, los guionistas toman el camino fácil.
Conclusión: técnicamente, Con los pies en la tierra es muy correcta, aunque para la última aventura esperaba algo más arriesgado. El guión es valiente y diferente en sus primeros números, para luego ir cayendo en convencionalismos y giros de guión muy simples.
Ahora bien, las últimas cinco páginas son un canto a la labor e influencia de Kal-El entre los héroes del futuro y el verdadero mensaje que se quiere lanzar tras el reinicio del universo por parte de DC. Superman siempre va a estar ahí, luchando por nosotros, ciñéndose a su código moral e intentado cada día hacer un mundo mejor, ya sea batallando contra un ser de otra dimensión o evitando que familias enteras vayan al paro.
Algunos dirán que es un Héroe, otros que una amenaza. Unos que se fían, otros que deberían vigilarle. Aún así, el seguirá ahí fuera, defendiendo los valores más sagrados de la humanidad: la Verdad y la Justicia.
Como él mismo señala: “Ser un héroe, y no digo que yo lo sea, consiste en vivir en una celda cuyos barrotes son los principios y las normas que determinan que estás dispuesto a consentir y qué no. La injusticia, la crueldad, el asesinato”.
Nosotros también podemos seguir ese ejemplo, no hace falta tener poderes. Como hizo Henry Thoreau al ser encarcelado por negarse a pagar impuestos por no estar de acuerdo con la guerra de EEUU contra México, ni a favor de la esclavitud. Él vivía en la celda de la que habla Superman. La pregunta es...
¿Qué haces tú ahí fuera?
Iskander López
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A mi esta saga no me desagradó ni me pareció tan mala como algunos dijeron...y el final creo que JMS tiene algo de malicia cuando afirma que a Lois y Superman los han separado muchas veces pero que siempre acabarán juntos
ResponderEliminarMala no es. Pero con los dos últimos números pierde la fuerza que tenía hasta ahí. Es un buen final del Superman del siglo XX, pero da la sensación de que podía ser algo más. No soy de notas, pero un 7,5-8 (por los números previos al séptimo). Es que los recursos que utiliza al final Straczynski , a mí no me entusiasman. Son como muy sencillos. Espero algo más, de un guionista de su nivel.
ResponderEliminarIskander López
Hola, a mi particular punto de vista, esta historia, inicio muy bien, pero a partir de la incorporación de Chris Roberson, poco a poco, la serie fue bajando en interés, hasta tener un final. un poco "descafeinado", creo, que si se hubiera mantenido solo Straczynski solo en los argumentos, la historia hubiera conservado el nivel con el que inicio. Pero ya sabemos que Straczynski se alejo de la serie para dedicarse a el segundo tomo de Superman Tierra Uno. (o por lo menos eso nos dijeron). Pero en definitiva la historia era buena... a pesar de los últimos números.
ResponderEliminarMister Anderson.
Es lo malo de estar a mil historias. A veces pasa hasta con las series de TV. Deberían centrarse en acabar el trabajo y luego te dedicas al 100% en el siguiente. De lo contrario, te arriesgas a que baje el nivel. Como es el caso.
EliminarIskander López