HASTA SIEMPRE, CHLOE SULLIVAN...

Click en LEER ENTRADA COMPLETA para leer mi artículo sobre Chloe Sullivan como homenaje a sus diez años en Smallville y con motivo del final de su trama.


¡HASTA SIEMPRE, CHLOE SULLIVAN!

Hace diez años, cuando daba comienzo aquel experimento de Dawson Crece con superpoderes que era Smallville en sus orígenes, uno de los personajes secundarios principales era Chloe Sullivan, una joven rubia (su intérprete, Allison Mack, contaba solo con 19 años), simpática y guapa sin tener una belleza espectacular. Su lugar en la serie comenzó como el de sufrida segundona. Enamorada del protagonista que bebía los vientos por otra chica mucho más guapa, buscaba consuelo en chicos que siempre le salían rana. Entendiendo por salirle rana que fueran meteor freaks que sorbían el calor corporal de la gente para vivir, que pudieran duplicarse, o cualquier otra retorcida capacidad adquirida por exposición al meteorito de kryptonita. Pero Chloe, incansable, no dejó de buscar el amor, y lo encontró… en el periodismo. Con audacia y constancia, la muchacha convirtió el periódico del Instituto de Smallville, La Antorcha, en su particular medio de expresión y en la mayor base de datos sobre las docenas de casos inexplicables que sucedían en Smallville y que ella recopilaba en un tablón que acabó con el nombre de Muro de las Rarezas.

Las investigaciones de Chloe la metieron en muchos problemas y situaciones peligrosas de las que casi siempre solía rescatarla su héroe anónimo: Clark Kent. La pobre fue enterrada viva, acosada por los Luthor, casi murió por una infección extraterrestre, fue poseída por el espíritu de una bruja y siempre, siempre, sospechó de que su mejor amigo y amor platónico estuviera justo en los sitios indicados y en los momentos oportunos. Podríamos decir que su papel durante las cuatro primeras temporadas fue el de una suerte de Lois Lane: periodista intrépida, perspicaz y avispada a la que Clark siempre tenía que intentar mantener alejada de su secreto y salvar de los apuros en los que se metía. Hasta que llegó la auténtica Lois Lane a la serie, nada menos que su propia prima, y el rol de la rubita (cada vez más guapa conforme se hacía más mayor) fue cambiando.

A mediados de la cuarta temporada, Chloe descubrió el secreto de Clark al verlo atrapar un coche en el aire. Pero él no la vio a ella, y Chloe guardó el secreto con valor hasta que, al principio de la quinta temporada y en medio de una invasión kryptoniana, el propio Clark le confesó que había nacido somewhere over the rainbow, muy lejos de Kansas. La nueva Chloe reinventada progresivamente a partir de aquellos episodios empezaba a mostrar su faceta más brillante. Su destreza con los ordenadores como hacker comenzaba a sacar de no pocos apuros a Clark, y su perspicacia periodística le valieron poder cumplir su sueño: convertirse en periodista del Daily Planet. Comenzando por el sótano, eso sí. Ahí fue donde comenzó su fugaz primera relación con uno de los hombres de su vida: Henry James Olsen, Jimmy para todo el mundo, con quien llegaría a casarse en una accidentada ceremonia interrumpida por un invitado inesperado y de quien acabaría enviudando rápidamente al final de la octava temporada, como colofón a la amarga trama de triángulo amoroso-dramático que comenzó a marcar la espiral destructiva de la joven Chloe que luego comentaremos.

Los acontecimientos de su vida comenzaban a tornarse oscuros. Descubríamos parte de su pasado, la enfermedad mental de su madre que a ella la atormentaba por si podía volverse loca también; se convirtió en objetivo de Lionel Luthor por todo lo que había descubierto sobre ellos; pero pese a los peligros, jamás dejó de ayudar a Clark y se convirtió en su principal "apoyo logístico" (aunque la palabra que mejor la define en el mundo del cómic y que no requiere de más explicación es la de sidekick), de él y de todo un grupo de héroes como Impulse, Aquaman, Green Arrow o Cyborg, a quienes prestaba su guía desde su sala de control, comenzando a asumir el rol de Atalaya que más tarde adquiriría por derecho. Su constancia y su lealtad hicieron que se ganara un sitio en la familia Kent, donde era una más, una de las pocas conocedoras del secreto de Clark para lo bueno y para lo malo. Un secreto que jamás traicionó.

La sexta temporada introdujo en la serie a otro personaje destinado a convertirse en crucial para la Srta. Sullivan. Un joven empresario billonario llamado Oliver Queen que gustaba de vestir cuero verde y de empuñar un arco por las noches para combatir el crimen, y que comenzó una relación con Lois que terminó en pocos episodios. También la sexta temporada trajo la confirmación de que Chloe había quedado infectada por la kryptonita, como tantas otras personas, tras toda una vida de contacto con este radiactivo meteorito, y dotada de un extraño poder curativo que salvó la vida de Lois al final del año. Poco a poco, Chloe se fue convirtiendo cada vez más en una auténtica protectora de Clark, de su secreto y de su labor superheroica, anteponiendo la seguridad y el destino de su amigo al suyo propio. Todo esto mientras luchaba por mantener su relación con Jimmy Olsen, que siempre se veía seriamente comprometida por las constantes idas y venidas y excusas de Chloe por su doble vida.

La auténtica caída libre a la oscuridad de Chloe se produjo en la octava temporada. Se descubrió que la mente de Chloe había sido infectada por Brainiac, lo que requirió la ayuda de la Legión de Superhéroes del futuro para salvarla. Pero lo peor estaba por venir. Su boda con Jimmy, que debería haber sido un motivo de alegría, se convirtió en tragedia cuando Doomsday (creación kryptoniana que habitaba dentro del cuerpo humano de Davis Bloome, un paramédico enamorado de Chloe) irrumpió en la ceremonia llevándose a la novia y dejando medio muerto al novio. En una suerte de versión retorcida de La bella y la bestia, el monstruo se enamoró de Chloe provocando un mortal enfrentamiento final entre él y Jimmy que se zanjaría con la muerte de ambos. Tras esto, la muchacha se refugió por completo en su papel de operadora de los héroes, convirtiendo el que iba a ser su hogar matrimonial en la nueva sala de control: la Atalaya.

Así, casi completamente despojada de la frescura, la dulzura y la chispa que había caracterizado al personaje, la Chloe-Atalaya parecía casi una autómata. Sus sueños se esfumaban de tragedia en tragedia: Clark saltaba de Lana a Lois, sus amores resultaban monstruos o morían, su trabajo en el Planet había desaparecido… El sitio de Chloe parecía condenado a estar entre ordenadores, brindando apoyo a un grupo de héroes que, si bien sacrificaban también mucho por su labor, también parecían poder compatibilizarla con una vida amorosa, laboral y familiar. Pero Chloe no. Chloe no tenía ya nada más que la Atalaya.

Los seguidores de la serie augurábamos casi con toda certeza (algunos con regocijo y otros, entre los que me incluyo, con gran pesar) que el final de esta Chloe denostada y vapuleada por los guionistas no podía ser otro que la muerte. No había sitio para ella en el Universo DC (ni siquiera existía antes de la serie), y todos los intentos por darle una vida normal acababan convertidos en carnicerías o dramas. La serie parecía esforzarse en torturar a un personaje querido por casi todos. Hasta este año.

Tras la muerte de Jimmy, Chloe comenzó a acercarse a Oliver Queen, uno de “sus” héroes. El acercamiento mutuo dio pie a una relación entre los dos que se esforzaron por llevar en secreto. Ahora Chloe era la dura, manteniendo la distancia mientras Oliver era el que parecía querer llevar la relación mucho más lejos. Al inicio de este último año, Chloe se intercambió por Oliver (prisionero del Escuadrón Suicida) para salvarle la vida, llegando a convertirse ella en líder del grupo y regresando de su autoexilio en el momento en el que más se la necesitaba, en medio de una campaña anti-superhéroes que casi acaba con la Liga. Su regreso mostró una Chloe menos amarga y tan importante o más que cualquiera de los miembros de esa JLA que ella prácticamente organizaba. Retomó su relación con Oliver con la misma distancia anterior, a sabiendas de que no podría quedarse mucho tiempo. Sabíamos que Chloe solo tenía cinco episodios esta temporada y concluiría su trama, así que esperábamos lo peor. Pero no ha sido así. Después de dos largos años de hundir al personaje y de presionarlo hasta el extremo, los guionistas han decidido darle final feliz.

Como hemos visto en el episodio de esta semana, “Fortune”, Chloe se ha casado de nuevo, esta vez con Oliver Queen, desafiando por enésima vez las reglas establecidas en el cómic (puesto que Oliver está casado en la continuidad con Canario Negro… pero en el Universo Smallville todo es diferente, como ya sabemos). Se ha creado la falsa identidad de una empleada de registro en Star City, ciudad natal de su ahora marido. Y la hemos visto abandonar la serie en una catarsis completa, abrazándose a su amigo Clark y reafirmando que, más que amigos, son hermanos. La hemos visto marcharse sonriendo y entre escenas luminosas, con una oportunidad de vida feliz por delante sin dejar de lado la que considera que es su misión vital: encontrar héroes y guiarlos por la senda del bien, creyendo en ellos como ha creído en Clark, aludiendo a las historias clásicas en las que siempre hay alguien que cree en el héroe antes que nadie dándole la fuerza que necesita. Y tras diez años, se marcha sin amarguras, dejando atrás la parte más oscura de su vida, dejando lejos Metropolis y sobre todo Smallville, comenzando de nuevo.

Cuando termine, Smallville permanecerá en el recuerdo de mucha gente como una parte muy importante de la mitología de Superman y como todo un evento televisivo que ha durado 10 años. Y detrás de Clark Kent, Chloe Sullivan ha sido el personaje que más episodios ha aparecido y uno de los más cruciales. Por eso me alegra tanto que su trama se haya resuelto de una forma agradable, como ella se merecía después de todo lo vivido. Así que sirva este artículo como mi particular homenaje a la sidekick por excelencia de este larguísimo show televisivo, casi de la historia de la televisión. A una auténtica superheroína en la sombra, hacedora de héroes y leal amiga que sacrificó su vida y sus sueños por una causa mayor: salvar el mundo. Por todo esto y por más, gracias, Chloe Sullivan. Y mucha suerte en el futuro, Allison Mack.

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