RESEÑA DE SUPERMAN #3

SUPERMAN #3 (Enero 2012)

Guión: George Pérez
Dibujo: Nicola Scott y Trevor Scott
Reseña de Javier Olivares Tolosa

RESUMEN

Uno de los periodistas de nuevo grupo Galaxy está convencido que todos los ataques que ha sufrido la ciudad de Metropolis recientemente son por culpa de Superman. De hecho, opina que los villanos están proliferando desde que el Hombre de Acero apareció en la ciudad, y que las bajas humanas y materiales de sus combates son daños colaterales. En el Planet, Perry no está de acuerdo con él, y en su nuevo puesto directivo, Lois contempla un dia tranquilo de noticias... que está a punto de dar un giro radical.

Clark está en Smallville visitando la tumba de su padre cuando recibe la llamada de Perry. Clark tenía que haber acudido a la zona pobre de Metrópolis a cubrir un reportaje con su actual compañera, Heather Kelley, y con Jimmy y Miko como cámaras. Pero Clark dice que se ha visto en un atasco y que llegará en tal que pueda. Sus constantes excusas desde que el Planet se unió a Galaxy están empezando a enfadar a todos, pero ese no será el mayor problema de Clark ese día. De pronto, una tormenta de hielo cubre Metropolis, transformando literalmente en hielo (no congelando) todo lo que toca: edificios, coches, el suelo, personas... E incluso a Lois, Perry y toda la gente del Planet. (Termina de leer el resumen y la crítica con clic en LEER ENTRADA COMPLETA)

Superman estudia el remolino helado con sus supersentidos y descubre una forma humana con el aspecto de Heather. El Hombre de Acero no tarda en relacionarlo con el alienígena de fuego, ya que ambos poseen poderes similares, hablan la misma lengua extraña y pronuncian la palabra Krypton. Clark descubre que Heather está como poseída por ese alien de hielo y con su visión calorífica intenta sacarla de ese estado. Se produce una explosión y Superman despierta en un cráter. Ha salvado la ciudad y revertido los efectos, pero Heather ha desaparecido y él empieza a aterrarse ante la posibilidad de que puede haberla matado.

Pero no ha sido así; Heather, el vigilante de seguridad que casi murió en el ataque del ser de fuego (y que desapareció en el número anterior) y el vagabundo de los suburbios, están juntos y hablan en su lengua alienígena. Pero entendemos claramente algunas palabras que indican que han descubierto que Clark Kent es Superman...

CRÍTICA

Creo que la trilogía de El Señor de los Anillos tiene menos texto que este cómic. La verdad es que George Pérez se pasa tres pueblos con los diálogos, que a veces llegan incluso a entorpecer la lectura. No me malinterpretéis, me gusta mucho leer, pero creo que cuando cogemos un cómic, nuestra intención para con esa lectura es disfrutar de otro tipo de experiencia. Algo más ligero, más rápido, más fluido. Disfrutar del dibujo, devorar las páginas... Ya me entendéis, vaya. Pero con tanta cantidad de texto (una vez más, me viene a la cabeza Watchmen, una obra tan genial como densa de leer), esta experiencia se espesa. Y eso te puede empujar un poco de la experiencia.

Pese a eso, está claro que tal cantidad de letras está justificada para ahondar en la historia. Se establecen las relaciones, se nos va mostrando a ese Clark que está desconectado de su entorno y se hace un breve repaso a la historia de Superman (según el New 52) desde que fuera un vigilante con camiseta y vaqueros. Está bien conseguido ese ambiente de desconfianza hacia lo desconocido, y el enigma de los alienígenas de fuego, hielo e invisibilidad, lejos de esclarecerse, se complica con el añadido al grupo de la pobre Heather. Lo que es innegable es que están vinculados a Krypton y que, en efecto, van a por Superman. A ver si la historia alcanza un buen clímax.

Respecto al dibujo, sin llegar al nivelón que plasma Lee en cada página de la Justice League, este cómic supera con creces a otros de la nueva movida de DC. Los Scott hacen un Superman moderno y agradable de ver, y las caras y fondos están geniales. No tengo ningún problema con el dibujo de este cómic salvo por la portada, que la encuentro demasiado monocroma y sosa. Eso, y que me gustaría que la S en la espalda de Superman fuera amarilla. Casi prefiero que no esté, a que sea negra.

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