RESEÑA DE INJUSTICE: GODS AMONG US (AÑO 2) #12

INJUSTICE: GODS AMONG US (AÑO 2) #12

Guión: Tom Taylor
Dibujo: Bruno Redondo, Julien Hogonnard-Bert

Reseña de Javier Olivares

RESUMEN

Las calles de Gotham son un hervidero en el que los ciudadanos se manifiestan contra la opresión de la nueva fuerza de superpolicías de Superman. Mientras, en una reunión clandestina en la comisaría, el comisario Gordon les pide a un puñado de sus mejores agentes que dejen sus placas y se unan a él en algo nuevo.

En Dakota del Sur, los Green Lanterns están detenidos por Superman, Sinestro y sus Corps. El Hombre de Acero no tiene intención de matarlos como Sinestro desea y sugiere, pero sí los considera prisioneros de guerra y le pide a Kilowog que depongan sus anillos para recibir un trato humano y justo. El sargento de los Lanterns accede sin más alternativa, y Superman le pide a Sinestro que ordene a sus Corps que se marchen de la Tierra, pero para sorpresa de Hal Jordan Superman quiere que Sinestro sí se quede porque considera que gracias a él no ha sido apresado y llevado a Oa.

Desde el espacio, Guy Gardner ha observado la escena y contacta con Canario Negro para informarle de que la situación es aún peor de lo que pensaban y que Superman trabaja con los Sinestro Corps. Guy dice que va a ir a Oa a informar de todo a los Guardianes.

En Gotham, Gordon sigue explicando a sus hombres lo que quiere de ellos: que sigan siendo policías, pero no como ahora. Les dice que las Aves de Presa han comenzado una resistencia pero necesitan más soldados, y él mismo se toma una píldora del superhombre delante de ellos y deja que le disparen en la cabeza para que todos vean que la bala rebota y que está en sus manos el cambiar las reglas del juego.

CRÍTICA

Es relativamente fácil sorprender al lector cuando se nos muestran violentas escenas de combate o sorprendentes revelaciones inesperadas y giros argumentales. Pero cuando en un episodio como el de esta semana no ocurre nada realmente sorprendente y, aún así, el cómic mantiene una tensión argumental constante de principio a fin, es cuando sabemos que la colección ha alcanzado cotas de calidad que difícilmente vamos a poder encontrar ahora mismo en ninguna otra cabecera del nUDC. Todos los cabos de esta trama están formidablemente lanzados. Al menos Superman no ha accedido de primeras a exterminar a todos los Lanterns, pero ¿le convierte en mejor persona el haber consentido que sean detenidos como prisioneros de guerra y el mantener a Sinestro a su lado como consejero? No, claro que no. Pero Superman ya es otra cosa muy diferente de lo que fue, y como todo oscuro líder necesita alianzas que le garanticen su propia supervivencia. Aunque para ello tenga que permitir que antiguos amigos mueran y que enemigos de la galaxia contra los que antaño luchó, sean ahora sus fieles aliados. Impensable, pero esto es lo que hace grande Injustice. Que ocurre lo que no podría ocurrir en ninguna otra colección de la continuidad, y dentro de ese microuniverso propio, funciona a la perfección.

Personalmente, la escena final de Gordon tomándose la pastilla y recibiendo el disparo no tiene nada que envidiar a cualquier cliffhanger de serie de TV, terminando de una forma que te deja ansioso por ver cómo continúa la historia de la resistencia, que en este número se me ha antojado mucho más interesante que la propia trama de Superman y los Lanterns. ¿Será que me estoy decantando del lado de los humanos?

En cuanto al dibujo, otro número sobradamente cumplidor de Bruno Redondo, que ya ha hecho suyo el Año 2 y que nos deja estupendas viñetas de acción y una buenísima narrativa visual en las páginas más sosegadas de Gordon y cía. En definitiva, otro número de sobresaliente alto.

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