RESEÑA DE SUPERGIRL #20

SUPERGIRL #20 (Julio 2013)

Guión: Michael Alan Nelson

Dibujo: Mahmud Asrar

Reseña de Antonio Monfort Gasulla

RESUMEN

Santuario, la inteligencia artificial que gobierna el refugio submarino de Supergirl, identifica a la invitada Power Girl como un clon de Kara y quiere proceder a su eliminación. Las explicaciones de las chicas no convencen al ordenador pensante, que opta por realizarles lo que él denomina un Chromo Scanner. 

Sorprendentemente, los resultados de éste le llevan a la conclusión de que el clon no es Power Girl, sino Kara, por lo que Supergirl se convierte ahora en el blanco de unos ataques cada vez más peligrosos.

Santuario no atiende las órdenes de su presunta dueña y la expulsa al exterior mientras concluye su tarea de exterminio. Un hecho que la joven kryptoniana ve como una prueba más de la mala suerte que acarrea en los últimos tiempos. Finalmente y viendo que su vida corre peligro, las dos jóvenes de acero forman equipo y consiguen eliminar a Santuario a costa, eso sí, de acabar con todo el refugio.

Kara se queda sin su lugar privado y mientras acompañada de su “hermana” contempla un crepúsculo que les recuerda a Krypton, en el fondo del mar, lo que había sido Santuario ha conseguido recomponerse y prosigue su programación de encontrar y eliminar a Kara.

CRÍTICA

Número entretenido con escasa trascendencia si no fuera por el cambio que supone la eliminación de Santuario o su paso al lado de los villanos. A pesar de su poca enjundia (o quizá por eso), se lee con rapidez y consigue resultar divertido, sobre todo en lo que respecta a los diálogos entre las chicas protagonistas. Supergirl es la serie con más personalidad de toda la familia de Superman y la que tiene la trayectoria más estable y coherente. Sin embargo, igual que no baja de un cierto mínimo, tampoco consigue despegar para ofrecernos sagas más ambiciosas y que la conviertan en una lectura realmente ineludible.

Algo parecido le ocurre al dibujo de Mahmud Asrar, que una vez más cumple con lo que cabe esperarse ofreciendo una narración clara y diáfana, así como una correcta gama de expresiones en las protagonistas. Sin embargo, le falta la espectacularidad de otros dibujantes punteros de la casa. Flaco favor le hacen en este número al ponerle una espectacular cubierta de la italiana Emanuela Lupacchino, que claramente gana por goleada a las ilustraciones interiores.

Con todo, un número (y una serie) de compra no imprescindible, pero justificable y que se convierte en un pequeño divertimento de esos que va bien permitirse de vez en cuando.

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