sábado, 16 de agosto de 2014

PARA CHRIS Y ROBIN, ALLÁ DONDE ESTÉN...

La muerte de Robin Williams ha hecho que inevitablemente recordemos la amistad que durante tantos años unió al actor y a Christopher Reeve. Pocos días después de que el cómico nos haya dejado, se sabe ya que cometió suicidio después de varios años lidiando con una depresión, con problemas con el alcohol y que, como gota que probablemente colmó el vaso, Williams había descubierto recientemente que tenía la enfermedad de Parkinson en su fase inicial. Todo esto debió ser más de lo que pudo aguantar y el actor que tantas risas nos arrancó decidió no seguir adelante.

No seguir adelante… Un buen eufemismo, ¿verdad? ¿Cuántos en la situación de Robin Williams habríamos podido actuar del mismo modo? ¿Y cuántos habríamos luchado hasta el final sin rendirnos? Supongo que nunca puedes responder a esa pregunta hasta que te ves ante ella, pero de nuevo me ha resultado imposible no acordarme de Christopher Reeve y, una vez más, quedarme asombrado de su coraje.


Todos sabemos que Reeve sufrió un accidente de equitación que le dejó tetrapléjico e incapaz de respirar por sí mismo desde 1995 hasta el momento de su fallecimiento en 2004. Nueve larguísimos años postrado en una silla de ruedas, necesitando constante ayuda de los demás para algo tan sencillo y mecánico para cualquiera de nosotros como sobrevivir. Desde mi punto de vista, un infierno en vida. Pero Reeve no solo vivió ese infierno sino que hizo algo todavía más increíble: vivir con dignidad. Durante todos esos años, la imagen del intérprete de Superman aún se tornó más icónica y más heroica porque su realidad superaba la ficción de su personaje volador y con superpoderes. El hombre que nos había hecho creer que podía volar, ya no era capaz de caminar… pero aun así, nunca se rindió. Formó parte de tratamientos experimentales para lesiones medulares, animó a las personas en su condición a vivir una vida digna –y yo me pregunto, ¿cómo es posible sacar la fortaleza para mandar ánimos a nadie cuando tú te encuentras en ese estado?–, y jamás tiró la toalla. Donde otros se habrían planteado dejar este mundo de una manera rápida, él se aferró a la posibilidad de volver a caminar, de recuperarse, de navegar y montar a caballo de nuevo y de estrechar a sus seres queridos entre sus brazos. Se aferró a la vida, porque lo es todo. Eso es esperanza y no una "S".


La muerte de Robin Williams, un actor que me encantaba, ha despertado en mí muchos sentimientos. Sobre todo tristeza, como quien se entera de la muerte de un conocido muy cercano, pero también una ligera decepción. Ojalá que Robin hubiera podido luchar tanto como su amigo Christopher y superar todos sus problemas y afrontar su enfermedad. Robin decidió que no podía y yo lo respeto, aunque no lo comparta. Pero pienso que si yo hubiera tenido un amigo como Christopher Reeve, alguien a quien ayudé y acompañé durante una de las peores experiencias que se pueden tener en la vida, alguien que pese a su estado jamás perdió la esperanza, pienso que de entre todas las cosas que hubiera podido aprender de él, una lección siempre habría estado presente incluso en mis peores momentos: “vive, siempre vive”. Y si hay algo después de esto y los dos amigos se han vuelto a ver, seguro que el único reproche que Chris le habrá hecho a Robin es: "¿Y tú qué haces aquí tan pronto?" Robin se encogerá de hombros, Chris le sonreirá y al instante siguiente estarán tomando una cerveza y echando unas risas que durarán para siempre.


Para Robin y Chris. Qué grandes eran. Y qué grandes son. 

Puedes comentar esta noticia en nuestra página de Facebook.

6 comentarios:

  1. Muy emocionante post. La última frase me ha pillado totalmente desprevenido.

    ResponderEliminar
  2. Realmente un post muy emotivo y genial homenaje a estas grandes leyendas.

    ResponderEliminar
  3. La verdad me gusto mucho tu post . Y que lastima que Robin aya decidido tomar ese camino. Al igual no pude evitar sentir nostalgia al mirar las fotos de Christopher. Inolvidable su papel como superman

    ResponderEliminar
  4. Emotivo, muy profundo tu artículo Javier. Como muchos de los que crecimos riendo con los personajes de Robin no pude contener la tristeza al saber de su muerte, pero concuerdo contigo en que hay además algo de decepción en las emociones al ver que alguien que transmitía tanta alegría haya terminado sus días renunciando a la vida. Por otro lado, Cristopher Reeves siempre fue y será un motivo de inspiración por su tenacidad después de su accidente. El siempre será nuestro Superman.

    ResponderEliminar