CRÓNICA DE UN DESASTRE ANUNCIADO: LA DC POST CONVERGENCE

Junio se acerca, y con él llega el nuevo status para el universo DC “post Convergence” que hasta hace muy poco era todo un misterio. Y aunque en realidad seguimos sabiendo muy poco, los recientes anuncios de la compañía, las entrevistas dadas por Jim Lee y Dan Didio, así como las portadas de las solicitaciones para ese mes empiezan a darnos al menos pinceladas de lo que vendrá… y da miedo. Mucho miedo.

Pero empecemos por el principio. En Mayo se celebra en USA el “Free Comic Book Day”, fecha en la que las editoriales regalan dadivosamente un cómic gratis con el objetivo de picar la curiosidad de aquellos que normalmente no gastan demasiado en tebeos o enganchar a aquellos lectores que sí leen cómics pero de otras editoriales. Este año DC había mantenido el contenido de su especial en el más absoluto secreto, pero finalmente reveló que se trataría de “Divergence”, un número que recopilaría varias historias cortas referentes al nuevo “Status Quo” con el que quedarían los grandes iconos de la editorial después de Convergence. Así, se nos presentarían aquí tres “previas” de ocho páginas cada una. La primera sería el lanzamiento de la “Darkseid War” que Geoff Johns lleva cociendo a fuego lento hace más de un año en Justice League. La segunda sería un vistazo a la nueva etapa de Superman de la mano de Gene Luen Yang y la tercera nos mostraría algo de los planes que Scott Snyder y Greg Capullo tienen para el futuro inminente del caballero oscuro.

Esta revelación se quedó corta cuando poco después DC Comics anunció al mundo su nueva alineación de títulos. Un total de cuarenta y nueve colecciones de las cuales veinticinco seguirían en manos de sus autores actuales y estarían más o menos relacionadas entre sí, y veinticuatro nuevas series, con nuevos autores que podrían o no estar dentro de la continuidad “oficial” del universo DC. Entre los nuevos títulos tendríamos por ejemplo una “Justice League of America” escrita y dibujada por Bryan Hitch, una “Starfire” por Amanda Conner y Jimmy Palmiotti, quienes escribirían además una colección de Power Girl y Harley Quinn además de seguir con la serie de esta última. El retorno de Garth Ennis a los personajes de Hit Man, y series para personajes como Bizarro, Cyborg, Canario Negro, el Batmito (sí, no es coña) Doctor Fate y muchos otros.

Didio y Lee definen este movimiento como un “relanzamiento parcial” donde según ellos, la historia estará por encima de la continuidad y donde aspiran a llegar a un público más amplio y diversificado, donde cada tipo de lector tenga un cómic con el que pueda disfrutar. El caso es que se da la circunstancia, de que esta declaración y estas intenciones suenan muy parecidas a lo que podíamos escucharles decir allá por el 2011. Paradójicamente, El New 52 se caracterizó precisamente por “unificar” a prácticamente todas las series de la editorial en un estilo unánime que parecía buscar a un solo tipo de lector. Uno que buscaba acción superficial y poco más, que no conocía nada de la historia de los personajes y que posiblemente no iba a quedarse en la serie mucho más allá del cuaderno que había caído en sus manos. Otra paradoja se produce con las colecciones de “autor”. Recordemos que también el “New 52” empezó con una fuerte alineación de series que parecían (subrayando lo de parecían) estar en manos de los autores. Grant Morrison, George Perez, Rob Liefeld… buena parte de estos acabaron saliendo de la editorial jurando en arameo y las series pasaron pronto a mejor vida. Llueve por tanto sobre mojado y es por tanto muy difícil creer que efectivamente DC se va a convertir en el vergel de creatividad que prometen Didio y Lee. Eso sí. Didio acierta en que la continuidad se la pasaron por el forro. Que quieran seguir en esa línea no debería constituir la más mínima novedad. 

¿Cuáles podemos decir entonces que serán las características de esta inminente DC Comics? En primer lugar, hay que entender estos movimientos descartando cualquier motivación artística. Esto es cómic comercial elevado a su máximo exponente. El cómic seriado americano siempre ha sido comercial, por supuesto, pero anteriormente la idea era “hagamos buenas historias, buenos cómics en definitiva, y estos se venderán bien”. Ahora se ha cambiado el objetivo. DC quiere cómics que se vendan bien, punto. Partimos de estudios comerciales que nos dicen quién es el lector que está ahí fuera y lo siguiente que hacemos es intentar darle a ese lector lo que creemos que quiere aunque, sorprendentemente, para ello tengamos que ignorar a buena parte de los lectores ya existentes.  

Para esta estrategia todo puede ser un lastre. La continuidad es un lastre, solo importa el aquí y el ahora, la historia por encima de la continuidad dice Didio. Pero un universo como el de DC Comics necesita de la continuidad para contar buenas historias. Es imposible que un personaje llegue a importar al lector si este no puede percibir en él un fondo, una historia, un símil de ciclo vital que le haga creíble a nuestros ojos. Historias como La muerte de Superman, por ejemplo, nunca podrían existir sin continuidad. Sacrificar eso para contar una determinada historia, condena a los cómics a la superficialidad y al vacío, pero el error es aun más flagrante si tenemos en cuenta que es un esfuerzo inútil. Un vistazo al panorama del cómic USA de los últimos años demuestra que pueden hacerse historias contemporáneas perfectamente sin renunciar a la continuidad (Astonishing X-Men de Joss Wheddon sería un perfecto ejemplo, o el Daredevil de Mark Waid, o incluso el Spider-Man de Dan Slott).

Otro lastre para este plan son los propios autores. Aunque Didio y Lee se llenen la boca de halagos a sus autores, estos valen tanto como ventas tengan sus cómics y aquí llegamos a la otra pata del banco: la búsqueda del éxito a base de la “prueba-error”. Si una serie funciona, vamos a darle a este autor otro título (Amanda Conner y Jimmy Palmiotti en Harley Quinn y ahora en Starfire) si no, pues hasta siempre. Esta estrategia, aunque mucho más agresiva ahora, tampoco es nueva. La diferencia es que actualmente se aplica ciegamente y sin criterio artístico. Es decir, que en DC nadie parece saber por qué realmente funciona una serie, sencillamente si los números salen, queremos otra igual y si es imposible, la vendemos como si fuera igual y que aguante lo que pueda.

Dado que la verdadera creatividad es arriesgada y el riesgo no es en absoluto comercial, DC prefiere copiar estrategias ajenas que ya funcionan o funcionaron en el pasado (por absurdas que sean) antes que probar cosas verdaderamente nuevas. Así, si Marvel juega a cambiar radicalmente el aspecto de sus iconos y esto, al menos por un tiempo, llama la atención. Vamos a hacer lo mismo. Las portadas del mes de Junio nos están dando un festival de WTF!!! con las pintas de nuestros héroes de toda la vida. Así, de pronto, Batman parece el Chappie de la nueva película de Neill Blockamp. Superman se ha convertido en un tronista cabreado y en busca de bronca y Wonder Woman, a falta de idea mejor, estrena modelito para vender figuras.

La sangre no llegará al río, por supuesto y es cuestión de tiempo en que estos iconos vuelvan a aspectos más tradicionales, pero lo importante es que estos trucos de feria no dejan sino traslucir que DC no tiene ni idea de qué hacer con sus personajes principales y estos andan perdidos y sin rumbo desde hace ya demasiado tiempo.

¿Qué nos cabe esperar entonces del futuro para DC? En primer lugar respirar hondo y paciencia. Siempre hay que esperar al producto final antes de un juicio definitivo y poder entonces comprobar si hay algo salvable de toda esta hecatombe que se nos viene encima. Al fin y al cabo, siempre nos quedará Geoff Johns que con su DC dentro de DC parece que al menos seguirá dando buenos números en Justice League. Y por supuesto, alguno de los nuevos títulos puede que sean una sorpresa agradable (ese Doctor Fate de Paul Levitz…). Nunca se sabe, a veces, incluso de entre los escombros de una zona cero pueden surgir brotes verdes. Lo único que me temo es que tendrán que recoger esos brotes lectores más pacientes que quien esto escribe porque la paciencia de uno es la que es y todo tiene un límite.

Antonio Monfort Gasulla para www.supermanjaviolivares.net

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