miércoles, 16 de julio de 2014

RESEÑA DE SUPERBOY #33

SUPERBOY #33 (Agosto 2014)

Guión: Aaron Kuder
Dibujo: Jorge Jiménez
Reseña de Antonio Monfort

RESUMEN

Una densa barrera de taquiones rodea como un campo de fuerza la instalación de N.O.W.H.E.R.E  en Alaska donde acudieron Superboy y sus amigos de Laboratorios STAR.

La burbuja hace imposible a los científicos comunicarse con el exterior del complejo, por lo que deciden investigar en el interior. Lo que encuentran es una miríada de encarnaciones de Superboy provenientes de distintas realidades en guerra abierta las unas contra las otras.

El cuerpo de las diferentes versiones de Superboy produce una emisión de taquiones provocados por sus continuos viajes en el tiempo. El contacto de Superboy con su otro “yo” en el tubo de éxtasis provocó una sobrecarga de esta energía que llevó a que el propio universo les expulsara, creando un pequeño universo de bolsillo donde todas estas versiones coexisten. En el subconsciente de dicho universo, Jon Kent se encuentra con Kon-El, su predecesor en el título de Superboy. El clon le revela que tras su “muerte” en Krypton, su esencia vital fue rescatada por un semidios (¿Oráculo?) quien le dio un nuevo cuerpo y le convirtió en su sirviente. La llegada de Jon Kent al presente atrajo su consciencia a la tierra e hizo de puente entre el Jon del tubo de estasis y el recién llegado, creando las visiones que Jon había estado viendo recientemente.


La preocupación de ambos Superboys es asegurar la supervivencia de sus amigos humanos atrapados allí. Para ello, y aprovechando su control absoluto sobre este universo de bolsillo, Jon y Kon transforman a sus amigos en la mejor y más poderosa versión de sí mismos. 


Pero desgraciadamente hay alguien más con ellos en el subconsciente. El Superboy del tubo de estasis, la versión criada por Harvest llena de ira y odio hacia cualquier metahumano. El ataque de este Jon Kent expulsa a los otros Superboy del subconsciente y ambos recuperan su cuerpo físico, pero ninguno de los dos parece ser ni remotamente capaz de detener a su violenta contrapartida malvada.

CRÍTICA

Tómese una buena porción de las charlas divulgativas sobre el espacio-tiempo de Neil deGrasse Tyson, dos buenas cucharadas soperas del mejor tecnobable de “Doctor Who” o “Star Trek” (a elegir), añadámosle una densa capa de las tonterías y cabos sueltos que Scott Lobdell y sus acólitos han ido dejando a lo largo de la andadura de esta serie, agítese todo bien y ya tenemos la receta del cocktail que Aaron Kuder ha preparado para este número de Superboy.

Semejante bebedizo no puede ser de fácil digestión ni contando con el fantástico arte de Jorge Jiménez que hace más llevadero lo que podría haber sido un camino de espinas. Por eso, hay que ser valiente y todo un chico mayor para leerse los masivos textos, no siempre con sentido, que encontramos aquí y hacerlo no una, sino como mínimo dos veces para enterarse un poco de qué va la película.

Pero el caso es que si uno sobrevive a semejante prueba de fuego, descubrirá que Kuder no ha hecho sino seguir con paso firme y decidido su plan para convertir a esta serie en algo interesante y digno de tener en cuenta. Más aun, no lo ha hecho con el método fácil del borrón y cuenta nueva, sino recogiendo las piezas sueltas dejadas a lo largo de la serie y aprovecharlas para construir algo nuevo y mejor que cualquier otra cosa vista hasta ahora. Aaron Kuder es como un buen obrero que utiliza los restos de un edificio en ruinas para levantar uno nuevo, añadiendo cuanto sea necesario pero aprovechando todo lo que tiene a mano. Algo que solo hacen los buenos guionistas de este o ya puestos, cualquier otro medio.

Es por tanto una pena pensar que a esta serie le queda poco, porque con este equipo, el cielo es el límite. Los personajes secundarios molan, las tramas funcionan y los protagonistas interesan. Así de claro. A pesar de lo denso de la lectura te quedas con ganas de más. Ya quisieran otros decir lo mismo.

Por lo que respecta al dibujo se trata de un número difícil, con poca acción, pero un buen dibujante es mucho más que poses espectaculares y puñetazos. Es expresión, es narración y es movimiento. Todo eso nos trae aquí Jorge Jiménez, quien hace grandes los detalles cuando la densidad del texto obliga a que el arte tenga que encontrar su espacio basándose en movimientos sutiles y expresiones faciales. El artista se crece en estos paneles haciendo creíbles las emociones de los personajes y apoyando a un texto complicado se mire como se mire.

En definitiva, una entrega intensa que pasa con nota por lo sólido de su planteamiento y el buen hacer de su dibujante y que seguramente crecerá aun más según la historia avance y pueda leerse junto con su conclusión. Quién nos iba a decir hace más o menos un año que el final de Superboy iba a ser tan emocionante.

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1 comentario:

  1. cuando salieron todos los superboy espera que saiera prime y le dijera hos voy a matar a la muerte
    un buen numero que coje todas las sub tramas que habia entorno a superboy y crea una historia interesante que dara un final apropiado a este superboy,es una pena que ahora que todo empieza a encajar esta serie sea cancelada,aunque seguro que tarde o temprano sera reiniciada superboy tiene demasiado peso y forma parte del universo superman,y de no ser reiniciada limitaria en gran medida a la familia kryptoniana

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