jueves, 5 de febrero de 2015

RESEÑA DE SUPERMAN #37

SUPERMAN #37 (Febrero 2015) 

Guión: Geoff Johns
Dibujo: John Romita Jr.
Reseña de Antonio Monfort

RESUMEN

Ulises mantiene retenido a Superman en una de las naves del gran mundo, cargada de humanos y lista para viajar al pretendido paraíso. Ahora, con la batalla ganada, el exiliado explica la verdadera razón de su visita a la Tierra que no es otra que “cosechar” humanos para que sirvan de combustible para el inestable núcleo de aquel mundo de la cuarta dimensión.

Las suplicas del prisionero Superman para intentar evitar la carnicería valen de muy poco, o al menos, valen poco hasta que Ulises se da cuenta de que sus padres también están a bordo de la nave. En ese momento, el falso héroe decide cambiar sus planes y utilizar la energía de la nave para devolver a los humanos a la Tierra. Por desgracia, la energía necesaria para activar los transportadores de regreso lleva a la nave al colapso y la detonación acaba por provocar la aceleración de la destrucción del planeta, que estalla sin que Ulises o Superman puedan hacer nada. UIises es ahora el último superviviente de la cuarta dimensión y tiene muy claro quién es el culpable de semejante catástrofe.


CRÍTICA

Nueva pieza en el engranaje de la historia que nos está narrando Geoff Johns y que da un giro inesperado con la abrupta destrucción del planeta adoptivo de Ulises, abriendo una brecha insalvable entre él y el Hombre de Acero. Es difícil ver hacia dónde quiere el autor llevarnos con esta historia, y aunque la posibilidad de que se quede en nada y menos está ahí, no deja de ser positivo que a estas alturas de la trama aun nos intrigue el que vaya a ser el siguiente paso. Habrá que ver, por tanto, qué ocurre en los próximos números para valorar adecuadamente esta historia. Johns raras veces da puntada sin hilo y es muy posible que aun le queden muchas cosas por decir aquí antes de concluir el argumento.


Por lo que respecta a Romita, sus habituales excesos parecen estar más contenidos en esta entrega, o al menos, encajar mejor en lo que vemos en el cómic, dado que los escenarios de la cuarta dimensión (no muy alejados de lo que hizo recientemente en Capitán América con la dimensión Z) le permiten dar rienda suelta a su particular estilo sin que este chirríe demasiado. Su narrativa sigue siendo eficaz, aunque sus figuras sigan siendo bastante cuestionables, así como su profusión de grandes viñetas cuando no páginas enteras o dobles. Ciertamente consigue espectacularidad y dinamismo con ellas, pero uno empieza a pensar que el hombre tiene prisa por acabar e irse a su casa más que en ofrecer un trabajo concienzudo. Otra pregunta que no deja de asaltarnos es si Klaus Janson es el entintador adecuado para estos números.  Un estilo tan particular como el de este artista parece dado a potenciar precisamente todos aquellos excesos que el dibujo de Romita debería omitir.

Con todo, una entrega más de esta serie que aun no nos deja con un sabor de boca tan bueno como debería sobre todo por lo irregular de su arte y por una historia que aunque mantiene la curiosidad está muy lejos de apasionar verdaderamente. Veremos cómo se cierra esto y si podemos agradecerle a Geoff Johns otro acierto dentro del universo DC o podemos hablar de uno de sus escasos resbalones.

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