Bendis is coming. Así rezaban hace casi un año las promociones que anunciaban la llegada de Brian Michael Bendis a los títulos de Superman, con ciertas reminiscencias de la llegada de Jack “King” Kirby a DC en los setenta. Las comparaciones son odiosas y que juzgue cada uno hasta que punto una llegada y la otra eran equivalentes, pero sea como sea, Bendis había sido el arquitecto del universo Marvel en la década de los dos mil y pese a contar también con una abundante y nutrida escuadra de detractores, su llegada a DC abría un panorama de posibilidades para muchos lectores.
Razón de más para la intriga, cuando se anunció que el guionista de Cleveland iba a tener control completo no de una, sino de las dos series dedicadas al hombre de acero, una de ellas con nueva numeración, e incluso la dedicada a Supergirl iba a cambiar considerablemente de rumbo con esta nueva etapa. Por si todo esto no fuera suficiente punto y aparte, se anuncia que al estilo de las Crisis de 1986, las series regulares sufrirían un parón en el que serían sustituidas por una miniserie de seis números titulada, no por casualidad, Man of Steel. Desde estos anuncios hemos visto dicha miniserie y diez números de cada una de las series regulares del hijo de Krypton. La pregunta que toca hacerse es ¿ha estado Bendis a la altura de sus expectativas?
Man of Steel
Pese a llevar el mismo nombre que la miniserie con que John Byrne arrancó su etapa allá por los ochenta, esta Man of Steel tenía poco que ver con aquella. En primer lugar, aquí no había ningún reinicio ni se nos recontaba por enésima vez el origen del personaje. No cabe duda de que efectivamente era un punto y aparte, pero Bendis tenía cuidado de coger los elementos pre existentes en la actual continuidad de Superman y trabajar con ellos… o eliminarlos de forma más o menos eficaz. Al fin y al cabo, no se trataba de elementos cualesquiera. Hablamos nada menos que de un Superman casado y de un retoño de unos doce años. Peter Tomasi había hecho de esta “Superfamily” el pilar fundamental de su recorrido al frente del personaje, pero el enfoque de Bendis pasaba por algo totalmente distinto. Un volver a una concepción más clásica y reconocible de Superman.
Al empezar la historia, los lectores nos encontramos con un Superman que actúa en solitario. Lois y Jon no están con él. El misterio de su desaparición va a arrastrarse durante los seis episodios. La ausencia de la familia permite a Bendis escribir un Superman muy puro. Brillante, heroico y enmarcado en su entorno más icónico del Daily Planet con personajes como Perry White o Jimmy Olsen haciendo exactamente lo que se espera de ellos. Incluso estando ausente, Lois Lane tiene cierto peso, Si bien, no será sobre estos personajes sobre los que Bendis construirá su etapa. Por un lado nos presenta a Robinson Goode, una periodista del Daily Planet que recuerda bastante a Lois en ciertos aspectos y que parece dispuesta a hacerse demasiadas preguntas en torno a Clark y Superman. Por otro, Melody Moore, nueva jefa del departamento de bomberos de Metropolis que si no fuera porque jugamos con un Superman casado sería el típico interés romántico del protagonista.
Pero de todas las nuevas incorporaciones ninguna tuvo más peso que Rogol Zaar, una verdadera bestia parda que por alguna razón aún oculta odia a los kryptonianos y parece estar detrás de la mismísima destrucción de Krypton. El bueno de Rogol había estado a sus cosas la mar de tranquilo después de la destrucción del planeta, pero al enterarse que la Tierra albergaba aún kryptonianos, se pone las pilas y acude raudo a ajustar cuentas con la Tierra.
Bendis juega a la ambigüedad. Parece establecer que Rogol Zaar fue el culpable de la destrucción de krypton pero deja suficiente sombra de duda como para desentenderse de la idea cuando sea necesario. El enfrentamiento con Rogol Zaar va a ocupar gran parte de las viñetas de esta miniserie y establecerá todos los acontecimientos posteriores en las diferentes series del personaje. En ese sentido, Man of Steel fue mucho más un primer episodio que una historia independiente y disfrutable por si sola. Se benefició de su extraordinario plantel de dibujantes que la dotaron, pese a su variedad, de una espectacularidad visual inigualable. Sin embargo, su historia supo a poco. Era solo el arranque de algo y ese algo aún está por descubrir exactamente que es. Lo prometía todo, pero cumplía lo justo. Una verdadera antesala de lo que vendría en el futuro.
Superman
Una de las primeras sorpresas que nos llevamos los lectores de la etapa Bendis tras la miniserie inicial, fue que Action Comics y Superman no irían coordinadas. Nada de volver al esquema de los noventa de una serie quincenal con cabeceras y autores distintos pero que contaban la misma historia. En el planteamiento de Bendis, Superman se llevará la acción superheroica a lo grande, y Action la parte más urbana y personal del personaje. En cierto modo, se imita la estructura de los tiempos de Byrne, cuando Superman estaba a cargo del canadiense y Adventures of Superman a cargo de Marv Wolfman y Jerry Ordway. La decisión no deja de ser sorprendente porque se pierde la posibilidad de coordinar las series como si fuesen una sola, y a efectos prácticos, es como si se tratase de dos series con dos autores diferentes.
Puestos a valorar cada una en su medida,
Superman da lo que promete. O al menos eso parece al principio. El dibujo de Iván Reis es insuperable y llena las páginas de una calidad y una espectacularidad que, de nuevo, compensan que la historia avance a un ritmo asombrosamente lento.
Bendis tiene muy claro el concepto de Superman. Es un héroe protector, optimista, que siempre ve el lado bueno de todo el mundo y pese a su inmenso poder siempre optará por intentar arreglar las cosas sin violencia en primera instancia. La caracterización del personaje es perfecta y se refuerza con diálogos y un entorno perfectamente reconocible. Si bien, esta serie va a carecer casi por completo del componente humano del personaje. Aquí no hay Planet, ni problemas del mundo real. Esta es la serie de los problemas llegados del espacio y monstruos de la zona fantasma. Sea como fuere, el problema viene cuando esperamos que en el comic haya una trama que nos arrastre, que utilice esa caracterización para contarnos una historia que nos atrape y nos asombre. Bendis no tiene prisa, y se escuda en la acción y situaciones periféricas para no avanzar o avanzar lo mínimo en cada episodio. Con todo, este primer arco de
Superman números #1 al #6 (que podría ser una especie de capítulo 2 de esa novela que parece estar escribiendo) cumple bastante bien, entretiene e introduce un elemento interesante como Zod, en un papel desacostumbrado.
¿Por dónde viene el problema entonces? En primer lugar, que la historia no nos revela nada acerca de Rogol Zaar y sus motivaciones. Esa gran incógnita que está en el centro de toda esta etapa no se revela ni en los primeros números de
Man of Steel ni en este segundo ciclo, ni ya puestos, en el tercero (números #7 al #10) con lo que uno no puede quitarse la sensación de que está leyendo una historia que ni avanza ni parece ir a ninguna parte. Peor aún es la resolución de este primer arco de la zona fantasma. Ver luchar juntos a Superman y Zod es espectacular y prometedor, pero Bendis arranca a nuestro protagonista antes de que podamos llegar a una conclusión satisfactoria.
Sin habernos dado tiempo asumir el no final del primer arco, Bendis nos embarca en otro que no deja de ser también un paréntesis. Un planteamiento para restablecer al personaje de Jon con sus nuevas condiciones. Algo que hay que reconocer al ex arquitecto de la casa de las ideas, es que no se ha limitado a quitar de en medio a Lois y a Jon, sino que les ha “reconstruido” en un formato que él considera utilizable. Así, mientras que en Action vemos como ser replantea la relación de Lois y Clark, aquí veremos a esta nueva versión del retoño de ambos convenientemente crecido y casi emancipado para los planes de Bendis. Sorprende también, que dado el éxito de la serie de los Superhijos, DC haya dejado hacer estos cambios con el personaje, pero al fin y al cabo, hay guionistas y guionistas y el que nos ocupa no es uno al que la editorial ate en corto. La historia del joven Jon está bien contada y hasta puede ser interesante, pero de nuevo nos aleja del foco de acción principal y nos tiene varios meses “esperando” a ver dónde quiere llegar la historia.
Por lo que respecta a
Action Comics se ha llevado, como decíamos antes, la parte más personal y humana del personaje. Retoma desde las páginas de
Man of Steel a los personajes de Mandy Moore y Robinson Goode y establece con ellas una serie de tramas de intriga que implican bajos fondos, políticos corruptos, trabajo periodístico y todo ello con escasa, que no nula, aparición de metahumanos. Algo así como los capítulos de la primera temporada de
Lois y Clark, la serie de los noventa, pero tomándose las cosas en serio y acercando la serie al género negro.
Quizá la mayor sorpresa en
Action fue el regreso/reincorporación de Lois Lane en un punto bastante temprano de la serie. Parecía que Bendis se había contentado con deshacerse de la superfamilia pero en vez de eso, recupera con celeridad y de modo completamente inesperado a Lois y
redefine el matrimonio de los protagonistas como una especie de relación estable y permanente pero atípica y que no necesariamente implica la convivencia de la pareja. ¿Extraño? ¿Coherente dadas las circunstancias? Quién sabe, pero lo que sí algo es, es funcional y ayuda a que Lois sea parte de las tramas de la serie sin que necesariamente deba estar en todas ellas.
El escenario creado por Bendis es sólido y da la impresión de que la Metrópolis en la que vive Clark Kent es creíble o al menos, maneja una especie de verismo fantástico que permite tramas complejas y bien asentadas. De nuevo, el problema es la escasísima información que revela cada número. Las tramas avanzan con cuenta gotas y dan la sensación de no cerrarse nunca, más aun cuando la saga Leviathan se cruza en medio de lo establecido y aplasta con su trama de espionaje y misterio el resto de los argumentos en curso. Leviathan parece ser una saga de altos vuelos e incluso con repercusión en el universo DC fuera de las series de Superman, pero tras cuatro episodios con ella, lo único que sabemos es que algo está atacando a las organizaciones secretas que existen en esta realidad y poco más.
Action por tanto tiene un guión sólido, bien estructurado pero narrativamente inconcluyente. Las pistas que va dejando Bendis, los personajes que va sembrando siguen sin dar frutos. La serie se disfruta especialmente cuando se puede hacer una lectura encadenando bastantes números, pero tras diez números y por sorprendente que pueda parecer, aun es pronto para saber si realmente estamos ante una buena historia o simplemente ante un juego de humo y espejos.
Supergirl
No, no nos hemos equivocado. Sabemos que las aventuras de Supergirl no están escritas por Brian Michael Bendis, pero para sorpresa de propios y extraños, algunas de sus últimas entregas están revelando más acerca de Rogol Zaar y todo lo que le envuelve de lo que las series de Bendis lo han hecho en todas sus entregas.
Con la llegada de la nueva etapa, veíamos a Supergirl ayudar a Superman a enfrentarse a Rogol Zaar en Man of Steel y penar más que su propio primo por la destrucción de la ciudad embotellada de Kandor. Al acabar la miniserie, Supergirl partía en busca de respuestas acerca de la destrucción de Krypton y la verdadera identidad de Rogol Zaar al espacio. La acompañaría el perro Krypto y juntos se embarcaron en una serie de aventuras espaciales que les llevarían a cruzarse con los Green Lanterns primero, con algún que otro trasunto de la legión de superhéroes (su nuevo compañero de aventuras es Z`ndr, un coluano no por casualidad reminiscente de Brainiac 5), los Omega Men y unas cuantas de las razas habituales en el espacio del universo DC.
Las aventuras de Supergirl y Krypto en el espacio son resultonas, escritas por Marc Andreyko y dibujadas con solvencia por gente como Kevin Maguire o Eduardo Pansica, pero no estaríamos hablando de ellas si no fuese porque en sus últimas entregas hasta el momento nos han revelado el origen del círculo, la organización de personajes alienígenas para los que trabajaba Rogol Zaar y ha explorado con algo más de detalle cómo fue supuestamente la destrucción de Krypton.
¿Por qué revelaciones aparentemente importantes se hacen en una colección secundaria? ¿Son acaso directrices marcadas por Bendis? ¿Hay un plan al final de todos estos ciclos trazados en cada una de las series? De momento solo vemos piezas inconexas a lo largo del recorrido sin saber muy bien si encajan o a donde pretenden llevarnos.
Tras diez meses con las series de Superman bajo la batuta de Brian Michael Bendis no podemos sino decir que la sensación es agridulce.
Por una parte es evidente que las series han tenido un empujón notable de calidad. Las tramas son más sólidas, los diálogos y la caracterización de los personajes son más que correctos y los artistas que dibujan estas páginas son sin duda de primerísima línea. Incluso los de
Supergirl. Sin embargo,
Bendis y su ritmo lento trufado de comics en los que apenas pasa nada es capaz de acabar con la paciencia del más pintado y no deja de levantar sospechas de que, quizá, detrás de su etapa no haya un plan maestro sino una especie de lenta e incierta huida hacia adelante. Las series no sorprenden y pasan desapercibidas con facilidad, hasta el punto de que sus ventas siguen estando en una insulsa e inmerecida zona media del top 100 de ventas.
O dicho de otro modo, ni para bien ni para mal Bendis ha sido el pelotazo que esperábamos hace diez meses, en sus series no hay polémicas, no hay fans enfadados ni tampoco entusiasmados. Lo que hay son toneladas de indiferencia y esa no es una buena receta para ninguna serie y menos para las de Superman que necesitaban y necesitan un revulsivo potente.
Como ha demostrado y sigue demostrando Tom King en Batman, una serie puede desarrollarse lentamente y aun así, ofrecer arcos cortos apasionantes, que gustarán más o gustarán menos, pero ante los que es difícil quedarse indiferente. Por desgracia, ese no es el caso de las series de Superman.
Es posible que el ciclo de Bendis avance y las historias se vayan cerrando con interés a partir de todo lo que está construyendo. Es una posibilidad que sin duda no podemos descartar y que ojalá, se vaya concretando. Puede que sea así y dentro de otros diez meses podamos hablar de un panorama más halagüeño (siempre y cuando las ventas aguanten mínimamente y DC no decida dar otro golpe de timón a todo esto). Pero de momento seguimos navegando en la niebla sin saber nada de lo que viene por delante ni muy seguros de donde estamos ahora mismo.
Antonio Monfort
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