THE FINAL DAYS OF SUPERMAN (Julio-Agosto 2016)
(Los últimos días de Superman)
Publicado en: Superman nº 51, Batman/Superman nº 31, Action Comics nº 51, Superman/Wonder Woman 28, Batman/Superman nº 32, Action Comics nº 52, Superman/Wonder Woman 29, Superman nº 52
Dibujo: Mikel Janin, Doug Mahnke, Paul Pellentier, Jorge Jimenez, Dale Eaglesham y Scott Eaton
Reseña de Antonio Monfort
RESUMEN
Superman se muere. Los acontecimientos de los últimos meses han sido demasiado incluso para su extraordinaria fisiología y han llevado al hombre de acero mucho más allá del límite.
Con su destino asumido, Superman visita a sus amigos para contarles la nefasta noticia y cuáles son sus últimos deseos. Al mismo tiempo, un extraño cúmulo de energía cae sobre Denny Swan, un don nadie que de pronto se siente poseído por una energía propia de Superman y le lleva a creer que él mismo es el propio hombre de acero.
En Gotham, Clark le pide ayuda a Batman para encontrar a su prima Kara antes de que sea demasiado tarde. El detective la encuentra en National City, pero antes de que puedan dirigirse allí son atacados por un grupo de hombres bestia trasuntos del horóscopo chino. El objetivo del ataque es conseguir una muestra de la sangre de Superman y llevarla hasta unas misteriosas instalaciones en China.
En National City, Superman rescata a Kara de la D.E.O para descubrir que la joven estaba allí por propia voluntad. Y es que, para la joven de acero, las cosas se han puesto difíciles desde que la identidad de Clark se hizo pública, por lo que ahora colabora con el departamento gubernamental a cambio de ayuda con sus poderes. Supergirl recibe la noticia de que muy pronto será la última superviviente de Krypton y su primo la deja al cargo de todo lo relacionado con la fortaleza de la soledad y la memoria del extinto planeta.
A la salida de la fortaleza, les espera Wonder Woman, quien pide explicaciones por ser la última en enterarse de la condición de su pareja. Pero poco tiempo van a tener los enamorados para explicaciones dado que deben acudir a Metropolis, donde Denny Swan ha asumido la identidad de Clark Kent y ataca violentamente el Daily Planet cuando se siente amenazado. Swan es capturado y puesto bajo la tutela de Argus, pero su energía sigue creciendo y no tarda en escapar de su confinamiento. El rastro de su energía, muy similar a los estallidos solares de Superman, lleva a la trinidad hasta China, donde los héroes locales, Los Diez, les detienen por entrar en espacio aéreo extranjero.
Tras una breve escaramuza, los héroes americanos explican la situación a los chinos y la signatura de energía les lleva a todos a unas instalaciones en la provincia de Xanxi donde la misteriosa doctora Omen confiesa haber creado un superhombre a partir de la energía residual de los estallidos solares de Superman.
Sin embargo, este superhombre no tiene nada que ver con Swan ni con el ataque al Planet. Este acaba en el apartamento de Lois Lane, y sigue creyendo ser el hijo de Krypton. La reportera intenta hacerle ver que no es el verdadero héroe de Metropolis, a lo que el ser de energía responde llevándola a ver a Clark White, el Superman pre-Flashpoint, que ahora vive retirado con su mujer y su hijo en Salinas, California. Allí son localizados por la trinidad, que combate con él mientras el viejo Superman pone a salvo a los suyos. Pero los esfuerzos de los héroes no parecen suficientes para detener al doble que sigue incrementando su poder. Finalmente y tirando de sus últimas energías, Superman se lleva a la estratosfera al impostor donde acabará por absorber la energía de este, acelerando así su propio final.
Clark cae a la Tierra y es recogido por su contrapartida. Sus escasas fuerzas le alcanzan para despedirse de todos sus amigos allí presentes. Una historia ha concluido, pero otra está a punto de empezar.
CRÍTICA
No deja de tener redaños, que una de las mejores historias del Superman New 52 haya sido precisamente la última.
Peter Tomasi carga las tintas en lo emocional en una historia que podría ser escrita para cualquier Superman y no necesariamente para el del N52, lo que evidentemente hace que nos toque un poquito más la fibra a los aficionados, que vemos morir a un hombre de acero que ya no es el berserker impulsivo y un poco cafre que nos tiene acostumbrados esta etapa, sino a un Clark que aparte del traje y sus relaciones con Wonder Woman podría haber sido cualquier otra encarnación del personaje. El buen hacer de Tomasi hace que empaticemos con él e incluso es capaz de utilizar piezas de historias calamitosas para reforzar la suya. Bien es verdad, que esto tampoco es tan redondo como podría. La historia se nos pierde un poco en el centro, obligada como siempre a rellenar como sea páginas de series que a nadie le importan, pero que por lo visto, tienen que salir a la calle hasta el último segundo. Aunque mejor llevado que en otras ocasiones, el relleno no deja de ser relleno, así que la peripecia en China nos aporta entre poco y nada, pero sirve para meternos con calzador el origen del nuevo Superman chino que Gene Luen Yang escribirá en este inminente renacimiento.
Pasado el periplo chino, la historia se marca un homenaje a la mítica saga de los años setenta, la del hombre de arena, que también allí tenía por objeto cambiar el rumbo del personaje y que aquí no consigue dar enjundia a una historia que podría haberse contado en muchísimas menos páginas pero al menos viste un poco.
Buena parte de la culpa de que a pesar de los pesares este sea un comic salvable, la tiene el excelente plantel de dibujantes que ha tenido esta historia. Desde la serena perfección expresiva de Mikel Janin, a la absoluta espectacularidad de la composición de página de Jorge Jimenez y su brillante dinamismo, pasando por los ya más habituales por aquí pero no por ello menos relevantes como Dough Mahnke, Ed Benes o Paul Pelletier, quizá el más flojo del plantel y aun así admirable en un estilo que a ratos, solo a ratos, recuerda un poquito al añorado Kerry Gammill.
Superman ha muerto. Otra vez. Y en esta ocasión no hay grandes lloros ni grandes fanfarrias. La irrelevancia del personaje en el N52 y su etapa tan lamentable en estos últimos años hacen que su muerte no solo nos dé igual sino que incluso estemos deseándola para que otro Superman, sea el que sea, ocupe su sitio. Triste, sí. Pero por las razones equivocadas.
Soplan vientos de cambio y una etapa nefasta se ha cerrado (al fin) para nuestro protagonista.
¿Será mejor lo que viene ahora? Quién sabe. Al fin y al cabo, en DC siguen los mismos perros aunque lleven el collar distinto y eso augura tormenta, pero cabe esperar que algo habremos aprendido de tanto tropiezo y aunque no muy alto,
toca sentirse un poquito optimistas.
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