Es el gran acontecimiento de este año 2015, y aunque ni siquiera sea una película de superhéroes no hemos querido permanecer ajenos a ello en este site. Por eso, este post incluye las opiniones del staff de
SupermanJaviOlivares sobre
Star Wars Episodio VII: El Despertar de la Fuerza. Un off topic que hemos considerado absolutamente necesario.
ATENCIÓN: Las siguientes críticas contienen importantes SPOILERS de la película.
PEQUEÑA DECEPCIÓN
Por Juan Carlos Hernández
Si algo tenemos los de mi generación (los 70’s) podemos ser frikys de una cosa u otra pero de lo que bien seguro somos FRIKYS es de
Star Wars. En mi caso, el seguimiento que he realizado de la producción de la película, no diré que ha sido el mismo que para las películas de Superman pero casi. Es difícil estar desconectado de la actualidad de
Star Wars si te pasas media vida en internet buscando noticias de las películas de DC pero yo he tratado de profundizar escuchando los podcasts de mis amigos de
La Fosa del Rancor (cracks entre los cracks). Se puede decir que mi Hype estaba por las nubes como el de la mayoría de Fans (Real Fans, me atrevería a decir) y eso es lo peor que te puede pasar para valorar con objetividad un producto. De la multitud de cosas que habíamos visto de la producción el único miedo que tenía es que la película fuera esclava de los guiños y a las estructuras narrativas de la trilogía original y ZAS en toda la boca.
La película empieza genial. Con los elementos necesarios para decir “esto es Star Wars” pero con otros muchos en los que dices “esto es muy diferente”. Se presentan los nuevos personajes que están llamados a liderar la nueva trilogía y a mí, personalmente, me parecieron muy buenos y bien interpretados. Poe, Fyn y Rey tienen mucha tridimensionalidad y creo que esta bien presentados y bien dibujados. Todo parece ir bien encaminado hasta que los personajes de la trilogía original desembarcan en la trama y JJ decide repetir el patrón deliberadamente de los episodios 4, 6 e incluso el 1. Mis miedos se hacen realidad pero de la peor de las maneras ya que el patrón se cumple a paso a paso. Qué bajonazo.
Para mi la película cambia de tercio después de la batalla en el Templo de Maz y justo cuando Leia hace aparición. El plagio en el desenlace de la película, te sacan por completo de ella. Los personajes de los que esperabas mucho se convierten en simples comparsas (qué podemos decir de la Capitana Phasma). El miedo que provoca Kylo Ren se hunde por el innecesario abuso de momentos sin casco del personaje. Las escenas de máxima tensión emocional no acaban de estar bien planificados. Es una lástima desaprovechar la muerte de Han de una manera tan poco trabajada. Kylo/Ben pasa de quererse ir con su padre para que lo ayude a salir del lado oscuro a matarlo en 0 segundos y sin que te dé la sensación de sufrimiento interno por parte de la interpretación del actor.
Ahora bien, estuve a punto de levantarme de mi butaca y aplaudir en dos ocasiones al final de la película. Cuando Rey acepta su destino y lo agarra con fuerza al recoger el Sable de Luke y por último cuando vemos al gran Luke en la isla “made in Señor de los Anillos o Juego de Tronos, qué se yo”. Momentazos.
A modo de conclusión. Una buena película de aventuras que te mantiene en tensión durante las más de dos hora de metraje y que te deja la sensación de estar viendo algo parecido a un Remake pero con una forma de narración moderna y muy diferente a la de George Lucas. Pero para los fans que íbamos con un Hype altísimo, un poco decepcionante en su parte final. Cargada de WTF y giros injustificados de guión apoyados en absolutas casualidades. Eso sí, se hinchará de hacer pasta y se convertirá en récord de recaudación en 100 categorías diferentes. La podremos considerar la película que se necesitaba para arrancar una nueva trilogía dependiendo de lo que hagan en la siguiente película. El episodio 8 debe ser como el 5. Una evolución de los personajes, un final abierto, un aumento de la crudeza y la pieza que justifique el autoplágio de la saga a manos de JJ.
NOTA: 6,5 (primera hora un 10, segunda un 3)
STAR WARS PARA DUMMIES
Por Javier Olivares
No me gusta
Star Wars. No soy fan de la saga, pero supongo que como todo el mundo he visto las películas y conozco lo básico, pero eso no me convierte en seguidor y tampoco es una saga que suela ver a menudo como otras.
Partiendo de esa base, tal vez se entienda mejor que mi crítica de este Episodio VII sea mucho más entusiasta que la de otros. Y es que para mí esto es Star Wars para Dummies, un manual de Star Wars para los no-fans de Star Wars, que no necesita vivir de los elementos nostálgicos de la saga para funcionar sino que los utiliza como apoyo y nexo de lo viejo con lo moderno, dejando el protagonismo en manos de una nueva generación de personajes que, siempre desde mi ignorante punto de vista en estos galácticos terrenos, tienen todo lo necesario para cargar con el peso de una nueva trilogía.
JJ Abrams dirige con una gran solvencia y con un aspecto visual casi impecable, aunque podríamos reprocharle falta absoluta de originalidad porque muchos planos son calcos de las películas originales (y eso lo noto hasta yo, que no soy fan, pero es que aquellos planos enormes con los decorados o el sol de fondo, son simplemente historia del cine). Pero también le aporta algo nuevo y fresco con una “actualización” en la forma de rodar las escenas de acción de forma más contemporánea. Poco se le puede reprochar al director, que sabía lo icónico del material que tenía entre manos y posiblemente haya arriesgado lo justo con esa fusión entre lo práctico y lo digital. El que no se contente es porque no quiere.
En cuanto a la trama, lo más cuestionado, sí es cierto que tiene dos partes muy diferenciadas, con una primera mitad absolutamente fantástica y otra, desde el momento en el que Han Solo y Chewie ponen el pie en el Halcón Milenario, que tira por el camino fácil de la repetición de patrones y por el sentimentalismo del fan. Qué demonios, y hasta del no fan, porque ver escenas de Han y Leia, por citar solo un ejemplo, emociona al más pintado. Y qué decir de la escena final que trae de vuelta al personaje del que se habla durante toda la película pero que solo sale medio minuto y no dice ni una palabra: Luke Skywalker. Y aun así, ver a Mark Hamill con su look de maestro Jedi y esos 30 años de más, no deja de resultar emocionante.
Eso en cuanto a lo moderno, pero ¿qué hay de lo nuevo? Los personajes creados para esta nueva trilogía tenían la dificilísima tarea de convertirse en los reemplazos de los de las anteriores, con los que todo el mundo conserva un feeling especial. ¿Lo logran? Pues para mí, desde ese otro lado de la burbuja “no fan” en la que me encuentro tan cómodo, sí, lo consiguen. Rey no solo es una preciosidad de actriz sino que su personaje tiene las tablas para ser la heroína de una nueva generación, aunque su evolución en esta película parece excesivamente rápida. O eso, o nos encontramos ante alguna especie de “super-Jedi”, cosa que ya veremos si nos explican en las próximas entregas. Fynn… bueno, Fynn está y punto. Es un catalizador para la trama, sin carisma pero sin desentonar en sus escenas. Poe vendría a ser el nuevo Han Solo, el piloto guaperas a lo Top Gun que de momento no ha hecho gran cosa, pero que veremos si tiene sus momentos de gloria más adelante. BB8 es una delicia de bicho, y uno se da cuenta ahí de la inteligencia de los creativos a la hora de diseñar estos cacharros como la mascota que todo niño (y muchos adultos) querrían llevarse a casa. El maestro malísimo en las sombras, ese tal Snoke, tiene un diseño bastante esperpéntico, como un Guardián del Universo que hubiera cogido la lepra. Y el villano principal, el temido Kylo Ren… bueno, bastaría decir que no es Darth Vader ni de lejos, pero ¿acaso algún villano de la historia del cine es tan icónico como Vader? Kylo pasa por muchas fases en la película y te inspira diferentes sensaciones: miedo, con esa actitud de oficial nazi torturador; risa, cada vez que se quita el casco y ves que es un niñato despeinado que la emprende a espadazos láser con todo lo que pilla en la nave, como uno de esos adolescentes de los casos de Hermano Mayor; estupefacción, cuando ves que un simple soldado desertor y una chavalilla que acaba de descubrir que es jedi, le zurran a base de bien. Pero sobre todo, a mí, me convence su gran escena con Han Solo. Supongo que habrá muchas interpretaciones para la misma y que podrá juzgársela de muchas maneras, pero a mí me emocionó mucho la forma en la que, aun sintiéndose atraído por la luz, se esfuerza en dar el paso atrás definitivo hacia el lado oscuro. Y ese gesto de Han acariciándole la cara pese a todo, me puso la piel de gallina. Y eso que ya iba al cine con ese spoiler bien comido, que conste.
Con todo, este es el despertar de un nuevo capítulo en la saga más popular y rentable de la historia del cine. Recaudaciones supermillonarias aparte, una película muy entretenida y técnicamente impecable, con un buen pellizco de lo de siempre en un guiso que al principio te venden como nouvelle cuisine y que al final no deja de ser la tortilla de patatas de toda la vida pero presentada en un plato de diseño. Quizá era justo lo que un no-fan como yo necesitaba.
NOTA: 8
UN NUEVO COMIENZO, NO TAN NUEVO
Por Alberto Díaz Otero
El tener una edad aporta cierta perspectiva que aplicada a la hora de reseñar un film como éste ayuda. La nostalgia es un abono de nuestro futuro y uno aprende a sangre y fuego que la impronta que a uno le deja un film a una tierna edad, ya no se repetirá jamás en los años venideros; esa impronta es suplida por la ilusión y a veces, en menor medida, emoción; niño se es tan solo una vez en la vida, y los ‘Episodios IV, V y VI’ resultaron para servidor ese abono sobre el que se asentaría el resto. Esa perspectiva también tiene visos mas prácticos, y nos ayuda a tener muy presente que al final, por mucho que a uno le seduzcan con cantos de sirena, al final, la cosa no suele ser para tanto.
Pero vamos al turrón.
‘Star Wars: El despertar de la Fuerza’ cuenta con una primera hora de infarto, soberbia, que nos mete de lleno por la puerta grande en la franquicia; pero uno no tarda en darse cuenta que según va avanzando el film, no todo será tan soberbio; la propuesta se va desinflando en cuanto la nostalgia hace acto de presencia. Pienso que el principal lastre reside es que
no hay un villano con la suficiente entidad, que hace echar de menos la imponente y aplastante presencia de ‘Darth Vader’; supongo que el director quería plasmar en ‘Kylo Ren’ una especie de ‘Anakin-adolescente’ yendo ya de cabeza al lado oscuro, pero tal vez la propuesta estaba necesitada de un villano mas correoso. El personaje de ‘Finn’ tampoco es que acabe de encajar en la propuesta, si bien ‘Rey’ ha resultado toda una sorpresa, llenando por completo la pantalla cada vez que hace acto de presencia (no pude evitar ver a una versión mejorada de ’Keira Knightley’ cada vez que aparecía en pantalla), al igual que sucede con ‘Poe’, con un rol muy integrado y fluido. La aparición de las viejas glorias ayuda, si bien uno nunca acaba de tener la sensación de ‘vuelta’ de la saga original (con una ‘Leia’ mas necesitada de una ‘Tena Lady’ que de encabezar una rebelión), aunque
el guión de la misma resulte un copy-paste de manual y siga el camino trillado y a pies juntitas de sus antecesoras.
La secuencia final tampoco acaba de encajar y se me antoja desaprovechada, siendo mas propia de la Australia de
‘El Señor de los Anillos’ de ‘Peter Jackson’ que de ‘Abrams’; esa secuencia a vista de pájaro aparte de innecesaria, choca con el metraje exhibido; un primer plano del brazo de ‘Luke’ extendido atrayendo hacia si su sable láser y arrancándolo de la mano de ‘Rey’ hubiese sido tal vez la guinda del pastel para esperar como agua de mayo el próximo film. Si tuviese que establecer una analogía,
‘Star Wars: El despertar de la Fuerza’ resulta ser el
‘Superman Returns’ de la franquicia del kryptoniano, todo un homenaje y actualización de su opera prima, adaptada a los nuevos tiempos. ‘J.J. Abrams’ no se ha complicado y ha tirado por el camino de en medio. Una jugada inteligente a todas luces: por un lado contenta al mas devoto de la saga sin desviarse del camino marcado sin arriesgar demasiado, y del otro se asegura la trilogía. En resumidas cuentas
‘Star Wars: El despertar de la Fuerza’ resulta ser
un magnifico film de aventuras, absolutamente disfrutable, que intenta marcar un nuevo comienzo no tan nuevo…
NOTA: 7
OPORTUNIDAD PERDIDA
Por Antonio Monfort
El anuncio de Disney de la compra de Lucasfilm y con él, la llegada del Episodio VII para este 2015, agitó las aguas de una franquicia quizá demasiado en calma por aquel entonces y nos dejó con sensaciones encontradas. ¿Cómo no íbamos a querer más episodios? Por supuesto que sí, pero ¿realmente había una historia que faltase por contar?
El retorno del Jedi dejó las cosas zanjadas en este universo de ficción, muy zanjadas. Quizá demasiado. Darth Vader y el emperador habían muerto. Luke había completado su viaje… ¿Qué faltaba por contar? Nada. Pero claro, eso no iba a detener a Disney a la hora de hacer sus nuevas películas.
Retomar la historia de
Star Wars requería por tanto una serie de retos. El primero, ser capaces de contar qué había ocurrido en este lapso de treinta años sin ningunear lo ocurrido en la trilogía original. El segundo desarrollar una nueva tanda de villanos lo bastante potentes como para jugar en la liga de Darth Vader o Darth Maul y el tercero, crear una nueva tanda de héroes capaces de entusiasmar a una nueva generación, al tiempo que se les daba a los héroes veteranos algo relevante que hacer y que contar.
Hoy, habiendo visto
Star Wars episodio VII; El despertar de la fuerza podemos afirmar que la película ha fracasado en al menos dos de estos tres retos.
La película empieza en su primera hora como una de esas copias flojeras de
Star Wars que abarrotaron los años ochenta, con la salvedad que no tiene nada de floja, es espectacular. Maravillosos decorados, héroes con carisma, un ritmo trepidante y sensación de estar viendo una divertidísima película de aventuras… que no tenía nada que ver con
Star Wars. Pero esta sensación de desapego hacía lo ya visto era justo lo que este nuevo capítulo necesitaba. Una nueva aventura, con nuevos héroes cumpliendo el tercero de los retos mencionados arriba y demostrando que esa galaxia muy, muy, lejana volvía a ser amplia e imprevisible.
Desgraciadamente, esa sensación empieza a empañarse pronto, en cuanto la historia empieza a avanzar a base de Deux ex Machina grandes como Jabba el Hutt en sus buenos tiempos de farra palaciega.
¿Qué demonios hace el halcón milenario en Jakku? ¿Cómo lo localizan Han y Chewie tras AÑOS de haberlo perdido? Pero hasta aquí el invento aun furula. Han y Chewie llenan la pantalla y aunque el personaje ha involucionado en vez de lo contrario, se lo perdonamos todo. Los diálogos funcionan, el ritmo aun no decae y seguimos aceptando barco. Pero la película se empeña en ponérnoslo difícil. En cuanto el trio protagonista llega al castillo de Maz Kanata, algo empieza a oler mal. El palacio es un refrito de la cantina de Mos Eisley o el palacio de Jabba y la propia Maz Kanata, un Yoda de mercadillo que no tiene ni remoto sentido en un contexto como ese, ni se explica que tenga ese conocimiento de la fuerza sin ser un Jedi. La visión de Rey añade más incógnitas a una película que ya tiene demasiadas y el encuentro del sable de luz en los sótanos del castillo, apunta un tanto más en la columna de las ruedas de molino que hay que tragar para disfrutar de la película.
También a estas alturas ya va quedando claro que la película ha fracasado estrepitosamente en los otros dos retos mencionados. Por un lado, ya hemos conocido a los villanos de la función.
Kylo Ren y sus rabietas van funcionando mientras no se quita la máscara, cosa que se empeña en hacer a menudo. Es valiente y arriesgada la apuesta de mostrar a un villano ambiguo por primera vez en
Star Wars. Kylo no es ni del todo bueno, ni del todo malo y esa lucha desgarra al personaje. Interesante, sí, pero para funcionar necesitaría a su lado un verdadero y puro villano al estilo
Star Wars, alguien que justificara su fascinación por el lado oscuro y representara una verdadera amenaza. Pero ese alguien no existe. El líder Snoke no es solo el peor personaje CGI de la película sino que no entendemos ni quién es, ni por qué conoce el lado oscuro, ni siquiera porque es tan peligroso o el líder de la llamada Primera Orden. Del Tarkin de pacotilla que es el general Hux ni hablamos y si alguien intentó equiparar a la capitana Phasma a Bobba Fett, se ha cubierto de gloria. Ninguno de los villanos tiene ni un átomo del carisma de otros villanos de
Star Wars. Ni remotamente.
Otro de los retos en los que va siendo evidente el fracaso de la película es en ser capaz de presentarnos
qué ha pasado en la galaxia en estos treinta años. ¿Quién es la Primera Orden? ¿Qué papel juega la Resistencia en relación con la República? Nadie nos lo cuenta y de pronto uno se da cuenta de que da exactamente igual, que a sus artífices no les importa lo más mínimo. Basta con que entendamos que las piezas vuelven a estar exactamente igual que estaban en el episodio IV. Eso es lo único que importa.
Esta revelación es la que nos descubre, al fin, la verdadera naturaleza de la película y nos lanza de cabeza al
desastroso último acto, donde ya sin tapujos la cinta se nos desvela como un remake encubierto de aquel mítico primer film sin la más remota intención de apartarse para hacer algo diferente. No es un homenaje, ni un eco, ni mucho menos un guiño,
es un fusilamiento casi plano por plano de situaciones y escenarios de la mítica película que aparecen aquí restregando por los suelos un guión que ya hacía aguas hace rato. Y ese es el verdadero pecado de la película. Podemos perdonar sus torpezas de guión, sus Deux ex Machina… pero no que vuelvan a hacer la misma película que hace casi cuarenta años. Disney lo tenía todo para hacer una gran película,
Star Wars necesitaba una gran película, pero lo que nos ha dado es
una apuesta cobarde que solo tiene cuidado de no matar a la gallina de los huevos de oro.
De ahí que la sensación al salir del cine no sea sino la de una oportunidad perdida. Una decepción tremenda por lo que pudo ser y no fue. La peli es entretenida, y
Star Wars es entretenimiento, dicen algunos, y no hay que pedirle más. A mí eso no me vale.
Adoro Star Wars. Es uno de los universos de ficción que más han marcado mi vida y que tengo como pilares básicos de mi cultura y mi comprensión de la fantasía y la ciencia ficción. Para mí,
Star Wars no es solo entretenimiento. Entretenimiento es cuando haces el crucigrama de tu periódico de los domingos, cierras el periódico y te olvidas. Eso es entretenimiento.
Una historia que te acompaña a lo largo de tu vida, te inspira, te regala momentos memorables y consigue emocionarte con solo unos pocos acordes musicales no es entretenimiento. No para mí. Para esta saga quiero lo mejor, exijo lo mejor y no puedo conformarme con menos, aunque eso sea lo que reciba.
Nos queda, qué remedio, ir tragándonos el sapo y esperar ¿por qué no? que el futuro
Episodio VIII enmiende algunos de los errores cometidos, aunque lo tiene dificil. Mientras tanto, solo recordar que este universo creado por George Lucas es prácticamente infinito y muchos productos pasados y presentes mantienen la magia aunque esta película no lo haya hecho.
Que la fuerza nos acompañe a todos, siempre.
NOTA: 4
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